Capítulo 22:

24.7K 2.2K 409
                                    

NATHAN:

Colgué el teléfono con la promesa de recibir una caja de pizza en media hora. Se me había hecho extraña la elección de desayuno de Loren, pero teniendo en cuenta las circunstancias no encontraba las palabras para llevarle la contraria.

Había follado y embarazado a su hermanita.

—Te estás acostumbrando al allanamiento, ¿no?

Se encogió de hombros.

Fantástico.

—Llegué antes que tu secretaria. Ser puntual es el único crimen del que soy culpable.

—Ya veo. —Ya que no me sentía en la capacidad de recriminarle, me senté en mi silla sin hacer un escándalo por él violando mi privacidad—. ¿A qué viene tu visita?

Loren se excusó en tener que echarle un último vistazo al modelo de las botellas de su siguiente cosecha debido a un mal presagio durante un sueño. Lo dejé hacerlo mientras empezaba a trabajar como si él no estuviera ahí, mis manos sudando. Cuando la pizza llegó veinte minutos más tarde, por fin habló con coherencia.

—Vine a disculparme —dijo acabándose una rebanada de jamón, queso y champiñones—. No debí haber interrumpido así en tu casa en año nuevo. Golpearte.

Hice una mueca.

—Está bien. Eso quedó atrás —le resté importancia deseando que él reaccionara de la misma manera cuando se enterara de la identidad del padre de su sobrina.

Un reencuentro entre él y su hermana era inevitable, así que eso debía ser pronto.

—Sé que siempre finges ser este... chico bueno, pero, ¿hablas en serio?

—Estabas preocupado por tu hermana. Es comprensible. Yo habría hecho lo mismo.

Mi tono fue mordaz, a medida que las palabras salían de mí recordando cómo sus padres la habían echado. Indefensa. Embarazada. Sola. Negué, despejando los rencores. Rachel había acudido a mí también y le fallé. No era tan diferente a ellos.

—Me sorprendes. Esperaba que como mínimo me aplicaras la ley del hielo.

—Como dije, no tiene importancia. —Tomé un triangulo de pizza con el fin de crear una distracción—. Dime, ¿ha regresado la princesa a su palacio?

Sentí repulsión hacía mí mismo por hablar de Rachel de aquel modo, pero Loren no podía sospechar. No podía permitirme más obstáculos entre Madison y yo. Los que tenía eran suficientes. Él, quién me había llevado a clubes nudistas para cerrar contratos y celebrar, sabía más que nadie mi aversión hacia cualquier tipo de mujer que no fuese Amanda. Le parecería extraño que hablara de su hermana con otro tono. Mostrarme preocupado sería como una confesión.

En lugar de lucir molesto, una extraña sonrisa se extendió por su rostro.

—No, Nathan, no ha regresado a Cornwall.

—Ah...

—Estuvo viviendo en Brístol todo este tiempo. Nos reencontramos hace unos días —dijo con tono amoroso—. Conocí a mi sobrina.

Me tensé.

Si ya se había encontrado con ambas, ¿eso significaba que ya lo sabía?

¿Sabía que era el padre?

—¿Es una niña? —pregunté tanteando terreno.

—Sí, tiene cierto parecido a Rachel, pero no cabe duda de que es idéntica a su padre.

Deseos encontrados © (DESEOS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora