Capítulo 7

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Aemond Targaryen se encontraba confundido.

Demasiado confundido. ¿Qué era eso que estaba sintiendo? ¿Qué era ese vacío que sentencia cuando no está su sobrino cerca?¿Qué era esa emoción que sentía cuando el sonreía? ¿Qué era eso que sentía cuando se tomaban de la mano?¿Qué era lo que sentía cuando lucerys se encontraban mal o en peligro?¿Qué era eso que sintió cuando lo beso? Espera ¿lo beso? Eso solo fue para ayudarlo, no fue un beso real. Nada por él estilo, pero sin embargo sus labios se tocaron. Fue su primer contacto con alguien más. Jamás había tocado sus labios con los de nadie. Y ahora lo había hecho nada más que con su sobrino.

Había otra pregunta que rodaba por su mente ¿Por qué sintió esa sensación de querer apartar a Lucerys del agarre de su hermana? Él amaba a Haelena, era su hermana, su sangre y familia. Pero ese día que los encontró hablando tan cerca sintió hervir todo su cuerpo, un calor lo golpe. Quería ir hasta donde estaban ellos y separarlo, agarrar a su sobrino y llevarlo lejos, donde solo él tuviera acceso. Donde nadie los encontrará, solo quería a Lucerys para su mismo.

Pero no podía permitirlo. Lucerys tenía tan solo seis años y el once. Se llevaban con cinco años, él era mayor debería a ver podido hallar otra solución al problema de Luke. Sin embargo, su desesperación lo hizo hacer cosas que ni él en cuentos de años se imaginaria hacer.

¿Porqué se sentía así? ¿Cuándo cambio todo?

Se suponía que todo era falso. Su abuelo le había dicho que si Lucerys volvía acercarse a él que aproveche esa oportunidad para ganarse al bastardo y así poder utilizarlo cuando ellos quieran porque a futuro iban a necesitar de todos los recursos que tuvieran a su alcance, cuando su hermano tomará el trono de hierro.

El al principio no se sintió contento con la orden, su madre siempre le había dicho que no se juntaran mucho tiempo con los bastardos de Rhaenyra. Ellos eran mala influencia para sus hermanos y él. Para el futuro rey. Tenía ambas orden y no sabía cuál utilizar, no obstante, encontró por error como su madre aquel día le gritó a su hermano, cuando lo encontró haciendo cosas indebidas en la venta del cuarto de escape de su hermano. Él se estaba dirigiendo a entrenar cuando escuchó la puerta de un cuarto siendo abierta, siguió el sonido y observo a su madre entrar. Él la siguió porque quería ver que había hecho su hermano ahora, tal vez podría burlarse de él y cobrar unas de las cuantas bromas que le ha hecho su hermano.

Sin embargo, halló una imagen horrorosa y una discusión que le hizo tomar su decisión final.

-Somos familia.-la oyó decir.-Puedes pelearte con él en casa, pero en el mundo debemos defender a los nuestros.-la escuchó decir, Aemond por su oarte ya sabía a que sé refería, la estúpida broma del cerdo, a pesar de que Luke lo salvó, no pudo evitar sentirse mal y contárselo a su madre.

—Fue gracioso.-respondió Aegon tratando de normalizar su respiración.

-¿Crees que los hijos de Rhaenrya serán tus juguetes para siempre? Según van las cosas Rhaenrya ascenderá al trono y Jacaerys Targaryen será su heredero.

-¿Y...?-esa falta de importancia hizo enfurecer a su madre. Ella gruñó agarrándose su rostro, tratando de tener paciencia.

-Ya casi eres un hombre. ¿Cómo puedes ser tan miope?-reclamó, sentándose en la cama que estaba en el suelo, acercándose así a Aegon-Si Rhaenrya llega al poder, tú podrías perder la vida. Aemond también. Ella podría eliminar cualquier desafío a su sucesión.

-No desafiaré...-gran error de su hermano responder aquello. Su madre perdió la paciencia y en un rápido movimiento agarró fuertemente a su hijo mayor de la mandíbula. Tanto Aegon como Aemond se asustaron de tal acción.

Renace El Dragón: Evitando La Danza De Dragones Where stories live. Discover now