Capítulo 10

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Antes de empezar, recordarles que las letras en cursiva son Alto Valyrio. Sin más distracciones espero que le guste el capítulo.

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La lluvia caía a cantaros, mientras los vientos azotaba las paredes del palacio. Luke aun sentía escalofríos cuando llovía a cantaros, era peor cuando veia los relámpagos haciendo presencia en el cielo iluminando todo con luz purpúrea. Sacudió su cabeza alejando esos atormentados recuerdo que perduran en su mente mientras se dirigía a los aposentos del rey. Él ya se iba haciendo idea de lo que quería su abuelo, no sabía si estaba listo para aquella conversación.

Entró sin pronunciarse, al parecer él caballero había sido avisado de su visita de antemano.

—Abuelo.—susurró a la oscura habitación.—Ya estoy aquí—Se acercó a la cama tomando las manos de Viserys.

—Mi preciado, nieto. Has crecido tan guapo y elegante.—dijo colocando una de sus flácidas manos en la mejilla derecha de Luke—Tienes la mirada más bella que he visto, mi querido nieto.

—No mientas, abuelo.

—No lo hago, no veía una mirada así de brillante desde que murió la reina Aemma.

—Estoy seguro que si la has visto.

—No lo he hecho. Tus ojos son únicos, mi querido nieto.  Y en ellos expresas tanto, que uno podría mirar tus ojos y se encontraría con tu alma.—el rey quitó su mano de la mejilla de su nieto para poder agarrar sus manos—Lucerys tengo que decirte algo.

—Yo también. Permíteme hablar primero, por favor.—suplicó.

—Todo por mi nieto favorito.

El príncipe de ojos raros aspiró aire para tener valor en decir lo que pensaba desde hace mucho tiempo.

—Puedo curarte.—soltó sin poder contenerse por más tiempo.

—No...Luke.

—Puedo hacerlo, déjame intentarlo.—insistió.

—No puedes.—Viserys se rehusó.

—¿Por qué?

—Mis heridas son viejas e internas. Alyssa solo podía curar heridas hechas al instante.

—Tal vez, yo pueda hacerlo con las antiguas.—volvió a insistir—Déjame intentarlo.—extendió su mano para tocar el rostro del rey, sin embargo este se alejó.

—Me temo que no es así como funciona.

—¿Y sí te doy de beber mi sangre para tus heridas internas?—preguntó desesperadamente Luke.

—No funcionará. Mi tiempo está llegando a su fin, Luke y nadie puede cambiar eso, ni siquiera tú.

—La vida... es cruel.—titubeó, el rey se dio cuenta que los ojos de su nieto se empezaron a cristalizar. Le dolía provocar esos sentimientos en Luke pero era necesario. No podía permitir esa acción.

—Lo es, pero también es justa ¿no es así?—preguntó suavemente, Viserys.

—No puedo verte morir.—susurró con un nudo en su garganta—No de esta forma.—a este punto Lucerys rompió en llanto, un llanto silencioso, cuyas aguas que emanaban de sus ojos quemaban las mejillas y hacían arder su corazón.

—Lo siento. No puedo evitar que lo veas otra vez, Lucerys.

Todo llanto que soltaba se detuvo abruptadamente.

—¿Qué?—cuestionó sin querer saber la repuesta.

—Lo sé, Luke.—cuatro letras que no dejaron de repetirse en su cabeza "Lo sé". No. No podía. Pero Viserys si lo sabía y para reafirmar su palabra, la repitió—Yo lo sé. Conmigo no tienes que fingir  puedes ser completamente tú. En tu ambas versiones.—el escalofrío lo sintió desde la punta de su cabellos hasta la punta de los dedos de su pie.

Renace El Dragón: Evitando La Danza De Dragones Where stories live. Discover now