CAPITULO 4

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LA VISITA
-Estás muy equivocado si crees que te dejaré ir. -Alegaba Eleonor enfadada.

-Ya es hora que ellos sepan que estoy bien. Deben de estar atravezando un momento muy díficil, soy su único hijo.

-Ha transcurrido muy poco tiempo desde tu transformación, es muy riesgoso.

-No es tu decisión, con o sin ti, iré.

-Y si no puedes controlarte Arden, podrás vivir con la imagen de tus padres muertos por tus manos.

-Tú lo lograste con Anissa, ¿Por qué no he de hacerlo yo? Ven conmigo, así evitarás que suceda una tragedia.

Eleonor lo meditaba, de antemano conocía que nada lo haría cambiar de opinión. Podía sentir su obstinación y testarudez.

-Está bien te acompañaré.

Arden sonrío triunfal, no podía estar más feliz. Por fin podría ver a sus padres.

- Borra esa sonrisa, verás que será más difícil de lo que imaginas estar en su precensia.

Arden no la contradice comprende que ella tiene razón. Se encontraban ya al frente de su casa. Tocó la puerta y esperaron, el mayordomo abrió y cuando lo vio se alegró mucho.

-Joven Leigh, benditos los ojos que lo ven, daré aviso a los señores.

La ganganta de Arden ardió, se había alimentado bien antes de salir pero el olor de la sangre humana lo transtornó. Eleonor sintiendo su conflicto, apretó su mano y le un susurro al oído: -Tú puedes.

La primera en llegar fue Chelsea y sin pensarlo se abalanzó sobre su hijo apretándolo en un fuerte abrazo, sin poder evitar que imnumerables lágrimas surcaran sus mejillas. Arden contuvo el aliento para evitar sentir el aroma de su madre, el aroma de la sangre fresca. El señor Lawson llegó presuroso e imitando a su esposa lo rodea con sus brazos. Estaba contento de volver a ver a sus padres, pero ahora pensaba que después de todo no era tan buena idea haber ido.

-Hijo ¿Dónde has estado? Creímos que........ vimos la sangre en el rastrillo, te hemos buscado. ¿Estás bien? -Consulta su padre.

-Lo estoy padre.

-¿Estás enfermo? -Ahora es Chelsea quién habla. -Tu rostro está tan pálido, y tus manos frías, no tienes buen aspecto.

-No es nada madre, sólo un resfrío.

Eleonor notando que la voluntad de Arden se quebraba, se acercó y se presentó a los Leigh para que la atención de ellos se enfocara en ella dándole a Arden la oportunidad de recuperar la compostura.

-Señor y señora Leigh es un honor conocerlos al fin, soy Eleonor Kendrik la prometida de su hijo.

-¡Prometida! -Exclama Lawson exaltado. Se dirigió a su hijo algo molesto: -Arden tenemos que hablar, y me explicarás por todos los cielos ¿Que está ocurriendo?

Llegaron a una amplia habitación, parecía una biblioteca, enormes estantes se erguían majestuosos mostrando una gran variedad de libros.

-Apégate al plan. -Le recordó Eleonor, tan bajo que sólo el oído de un vampiro podía escucharlo.

-Y bien Arden, deseamos entender tu misteriosa desaparición y ahora resulta que estás comprometido.

Arden luchaba en su interior, siendo solo notorio para Eleonor. Ella entrelazó su mano con la suya y lo miró infundiendole valor.

-Nos conocimos en el mercado. -Comenzó Arden a hablar con dificultad y sin mirar de frente a sus padres, no creía ser capaz de hacerlo. -Pasaba por el lugar y vi a Eleonor vendiendo artesanías típicas de la zona. Me enamoré de ella en el momento en que la vi y hemos estado juntos desde entonces.

¿Y por qué no nos dijiste? Por el contrario armaste todo este drama y nos has tenido preocupados de muerte. Tu pobre madre no duerme desde tu desaparición.

-Lo lamento, no era mi intención causarles tanto dolor. Pero tu ya habías arreglado mi matrimonio con la señorita Willians, no tenía muchas opciones.

-Actuaste mal hijo. -Le reclama el señor Leigh notablemente decepcionado. -Esperaba más de ti.

-Lo sé, pero por ende sabía que nunca ibas a aceptar a Eleonor.

-Dejenme solo con mi hijo por favor.

Arden vuelve a a ver a Eleonor con los ojos cargados de temor. No creía poder lograrlo sin ella a su lado.

-Señor Leigh. -Se dirigió Eleonor a Lawson. -Quizás sería mejor si......

-Dije solo con mi hijo. - Reponde Lawson con autoridad.

Sabiendo que nada lo haría cambiar de opinión, ambas mujeres abandonaron el sitio, no sin antes acercarse a Arden y decirle al oído: -No cometas ninguna imprudencia o te pesará el resto de tu vida.

Arden apretó fuertemente la orilla del sillón en el cual estaba sentado, tanto que dejó sus dedos marcados en la fina caoba.

-No puedo creer que tu Arden, precisamente tú, actuaras tan irresponsable. Debo admitir que es muy hermosa, pero ¿Qué sabes de ella?

-Su familia murió por la peste negra, ella fue la única sobreviviente. La llevaron a un orfanato, la adoptaron unos gitanos que la acogieron y permaneció con ellos desde entonces.

-¡Gitanos! ¡Huerfana! Despreciaste a la señorita Williams, alguien con clase y prestigio por una gitana. -Lawson Leigh casi gritaba al decir esto.

Arden se levantó del sillón y lo encaró: -Te parezca o no, Eleonor será mi esposa y sólo ella. La amo y no me importa mi compromiso con Angélica, tendrá muchos otros pretendientes que con gusto la desposarán.

-No te atrevas a dirigirte a mí en ese tono jovencito. Si continúas con esta locura, te desheredaré Arden, juro por Dios que lo haré.

-Es tu última palabra padre.

-Lo es.

-Tú lo has decidido, que así sea.

Arden abre la puerta de la biblioteca y tomando del brazo a Eleonor se encamina hacia la salida.

- Si te vas, no pienses en regresar.

Arden ignora las palabras de su padre y en cuestión de segundos abandonan la casa.

-¿Qué has hecho? -Le reprocha con gran aflicción chelsea a su marido.
Él no responde, su semblante es de piedra, sube las escalera y se encierra en su estudio.

De regreso a la cabaña, , un gran dolor atravesaba su pecho.

-Perdóname. -Le pidió Eleonor, rompiendo el silencio.-He sido yo la causante de tu desventura.

-No, no digas eso. Está hecho, es mejor así.

-Deberías odiarme, no comprendo porqué me tratas tan ameno.

Por un momento se miraron, Arden sintió la necesidad de consolarla nuevamente. La abrazó colocando su cabeza sobre el hombro. No entendía el por qué pero este tipo de contacto lo estremecía. Tomó el rostro de Eleonor, lo tenía a escasos centímetros del suyo. Por impulso quizás buscó los labios de ella y al encontrarlos fue correspondido. Lo que sintió al besarla no se comparaba con nada. Miles de emociones lo invadieron, la besó con más intensidad, como si su vida dependiera de ese momento. Fue doloroso separarse. No comprendía si era por la conexión que ahora los unía pero en definitiva Eleonor Kendrik despertaba en él sentimientos tan profundos que ya no consideraba posible estar sin ella.

MAS ALLA DE LA REALIDADWhere stories live. Discover now