CAPITULO 11

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            DUELO DE ESPADA
Eleonor y Caterina caminaban por el mercado cuando Eleonor se percató que alguien las seguía.

-Ve a casa Caterina, trae a Aristo y a Arden, corre.

Eleonor continúa su trayecto hasta llegar a un callejón sin salida. El hombre dobla en su dirección y para su sorpresa reconoce a su perseguidor.

-Thomas Ford, cuánto tiempo.

-Hola Leo, no estaba seguro si eras tú. ¿Quién es la humana?

-Ella no importa, ¿Qué quieres?

-Vaya esa es la forma de tratar a tus amigos.

-No me hagas reír, se te olvida lo que me hiciste.

-Oh vamos Leo, no seas rencorosa, yo aún te amo.

-No sigas, me dejaste sola cuando más te necesitaba.

-Tú fuiste la que se marchó sin despedirse, hieres mis sentimientos al hablarme de esa forma tan despectiva.

-¿En serio? ¿Tienes sentimientos? no me había percatado.

Thomas se acerca a ella y toca su rostro con suavidad para luego susurrarle al oído: -Jamás te olvidé.

-Ahora no estoy sola, será mejor que te marches.

Terminando de decir esto, Arden ya estaba detrás de Thomas quien da la vuelta para ver al recién llegado.

Ford era aún más pálido que ellos por su antigüedad, sus ojos un verde perlado y su cabello rizado de un color castaño cenizo. Facciones muy varoniles, y mucho más alto que Arden. Eleonor alguna vez lo había amado pero él la traicionó al abandonarla por otra después de 30 años de estar juntos.

-Entiendo, no pudiste conseguir una pareja acorde a tus necesidades así que la fabricaste. ¿Es tu creación cierto?

-Eleonor ¿Quién es él?

-Thomas Ford señor.- Se presenta haciendo una reverencia exagerada. -¿Y usted es?

-Eleonor ¿Qué sucede?

-Oh querida nunca le contaste sobre nosotros.

-¿Nosotros? -Repite Arden sin entender.

-Arden él no es nadie.

-Caiño no le mientas, sólo dime, tu marioneta te satisface en la cama como yo lo hacía.

-Mide tus palabras.  -Amenaza Arden desafiante.

-No es mi marioneta, y sí es mucho mejor amante que tú.

Las palabras de Eleonor son como una bofetada al orgullo de Thomas, su ego está herido por lo que volviéndose a Arden le dice: -Y dime eres tan bueno en un enfrentamiento como amante al parecer.

-¿Qué pretendes? -Le pregunta Eleonor indignada.

-No intervengas preciosa, esto es entre el caballero y yo.

-¿Y por qué gastaría mis energías contigo? tengo mejores cosas que hacer.

Arden extiende su mano hacia Eleonor quién se aproxima a él e intentan alejarse.

-Me decepcionas muñeca, valiente hombre elegiste como tu compañero.

Eleonor y Arden ignoran sus palabras pero Thomas vierte su veneno tratando de provocarlos.

-Antes de que te vayas Leo, tengo un mensaje para ti de Damien.

Eleonor se detiene y suelta la mano de Arden. En un segundo toma a Thomas del cuello y lo levanta pegándolo contra la pared.

-¿Qué sabes tú de él? ¿Cómo es que lo conoces?

-Bájame y te lo diré. -Le responde Thomas divertido. -Lo conocí poco después de separarnos. Me vio a tu lado y empezó a hacer preguntas. He conocido algunos oscuros pero éste en definitiva da miedo. Yo que tú tendría cuidado, está obsecionado contigo.

-¿Y cuál es el mensaje?

-Me dijo que si alguna vez te volvía a ver te dijera que eras suya y que no podías huír de él, que al final te encontraría. Y además.....

-¿Y además qué?

-No es personal cariño. -Y diciendo esto saca una daga y le atravieza el corazón, retira el filo ensangrentado y mira a Arden mientras sonríe. Arden en cuestión de segundos lo arroja a unos cuantos metros, chocando contra la pared y haciendo un profundo hoyo en esta.

-Eleonor ¿Estás bien?

Ella está conmocionada  no esperaba que Thomas actuara así. La herida no la mataría pero sí debilitaba a los vampiros.

-Ahora sigues tú. -Lo señala Thomas.  -Le haré un favor a Damien al eliminarte.

Velozmente se dirige a Arden con la daga en alto pero su golpe es desviado por una espada, es Aristo que justo llegaba.  El puñal se clava en el suelo a pocos metros de ellos.

Eleonor apenas y se mantenía en pie, Aristo la sostiene miéntras Arden toma su espada.

-Me preguntó señor Ford, si era tan bueno en duelo como en la cama, creo que ya pronto lo sabrá.

Thomas hizo a un lado su larga gabardina y desenvainó su espada, abalanzándose sobre él iniciando el golpeteo del metal. Los minutos transcurrieron, en un combate muy parejo, hasta que Thomas golpea con el codo a Arden en el rostro haciéndolo perder el equilibrio cayendo sobre su espalda. Pero casi de forma inmediata se pone de pie recibiendo otro golpe que hace que su nariz y labio inferior sangren.

-Eso es todo lo que tienes niño bonito.

Thomas lucia triunfante pero su exceso de confianza sería quizás su mayor error.
Nuevamente el chasquido de las espadas resonó, Thomas arrinconó a Arden y su espada lo embestía con furia una y otra vez. Sus ojos ya no eran verdes se tornaron de un oscuro profundo.

En un movimiento inesperado Arden desarma a Thomas quién refleja la sorpresa en su rostro. Corre hasta donde su daga quedó, la levanta y con rapidez se la clava a Arden a la altura de las costillas. Éste retrocede y Thomas aprovecha volviendo a sujetar su espada.

-No juega limpio señor Ford.

-No sería divertido de ser así. En cuanto termine contigo me encargaré de ella, Damien la espera con los brazos abiertos.

Arden empuja a Thomas y antes de que su cuerpo toque el suelo lo rodea y con un corte limpio cercena su cabeza.

Benjamín y Fracesca llegan seguidos por Caterina, que al ver la escena se refugia en los brazos de Ben quién la abraza con delicadeza.

-Debemos darnos prisa, no queremos curiosos merodeando. -Expresó Francesca vertiendo un líquido sobre el cuerpo de Thomas y tirando un cerillo, el vampiro comenzó a arder.

-Tiene mucho que explicar señorita Kendrik.

Ella le sonríe y él la levanta entre sus brazos retirándose todos del lugar.

MAS ALLA DE LA REALIDADWhere stories live. Discover now