CAPITULO 22

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           LA FAMILIA DE ARTHUR

Arthur los guiaba presuroso, miles de sentimientos lo golpeaban, su esposa era un vampiro,  ¿Cómo reaccionaría al verla? y lo más importante ¿Estaría aún con vida?, !con vida¡ ¡Qué irónico!, ya estaba muerta, tanto para él como para el mundo, su corazón ya no latía, se había convertido en lo que él tanto aborrecía, ¿Cómo reaccionar ante una situación así? Pero y el bebé, aquella criatura que llevaba en su vientre, le faltaban unas pocas semanas para nacer, ¿Qué pasaría con su hijo? ella una noche soñó que sería varón y se llamaría Arthur igual que su padre, Arthur Junior. Recordó a su pequeña hija Amber, a su esposa sentada cerca de la chimenea leyéndole cuentos y la niña sumamente atenta hasta quedarse dormida, era su momento favorito, cuando la alzaba y la abrigaba en su cama, como añoraba aquellos momentos y cómo Damien le arrebató lo que más amaba.

-Aquí es. -Señaló Arthur tratando de ocultar su ansiedad, la casa estaba en tinieblas pero ellos no ocupaban luz para ver.

-Quédate aquí.  Le ordenó Aristo.

-Yo no recibo órdenes de ustedes.  - Contestó Arthur altanero.

-Te quedarás aquí.  -Repitió el capitán.  -Con Jake, Charles y Francesca, montarán guardia y nos avisarán si alguien se aproxima.

-No me pueden obligar a permanecer en este lugar, los acompañaré, teníamos un acuerdo. -Hace saber Arthur.

-Impertinente. - Espeta Arden, pero Aristo comprende al hombre y su urgencia de ir con ellos y hace una seña de aprobación, ante el evidente enojo de Arden.

-Irás atrás y no interferirás, si algo sale mal yo mismo te eliminaré. - Le dice Aristo con severidad. Arthur no responde pero obedece.

-Los puedo ayudar mejor si voy con ustedes.  -Reprocha Francesca molesta.

-No amor, prefiero que permanezcas aquí, eres rápida, si alguien llega puedes avisarnos al momento.

De muy mala gana Francesca acepta no sin antes abrazar a su esposo y despedirlo con un: -Vuelve a mi.

Entraron a la casa que parecía desolada, era muy grande y amplia por lo cual se dividieron, un grupo a cargo de Arden y otro de Aristo.

Arthur tropezaba torpemente debido a su miopía por lo cual decidieron que caminara junto a Aristo para que no anunciara su llegada si es que quedaba alguien en aquella lúgubre residencia. Un ruido de cadenas los alerta, venía de una habitación contigua, al entrar, el lugar estaba iluminado por una pequeña lámpara de aceite, en la pared atados con grilletes, dos vampiros, que al verlos se notaba que habían sido torturados. El niño de 14 años que acompañó a Sofía donde mantenían presa a Caterina y la médium que los ayudó a escapar.

Aristo  esperó ver la reacción de Arthur, quién se mantenía de pie mirándolos.  Su corazón se oprimió, calculó la edad del niño y cayó de rodillas.

-Continuamos. -Indicó Aristo. -Te puedes quedar, tienes asuntos pendientes que resolver. -Y colocó una daga en forma de media luna en sus manos. -Ahora depende de ti el destino de tu familia. - Se retiran.

Sheila observa aquel hombre desgastado y avejentado por los años y  lo reconoce.

-Arthur. -Expresa ella sin fuerzas.

Él no atiende a su llamado, juguetea con la daga cuya hoja brillaba con la luz de la lámpara.

-Haz lo que tengas que hacer. -Le vuelve a hablar Sheila. -Pero que sea rápido te lo suplico.

Arthur no lo resiste más y llora desconsoladamente, con amargura e ira.

-Sabía que vendrías a liberarnos, sabía que eras tú aunque no podía ver tu rostro, él es tu hijo, Arthur Junior.

Arthur ve al muchacho y el parecido con él, esa misma noche todas sus preguntas fueron contestadas, su hijo fue convertido también pero en qué momento.

-Antes de nacer. -Respondió Sheila contestando a la pregunta sin ejecutar. -Me convirtió aún estando embarazada, supo de mi don y maldición, no lo puedo explicar pero el bebé también sufrió el cambio en mi interior, no murió, nació siendo vampiro y Damien lo ha utilizado en mi contra desde entonces para servirle, pero el día en que conocí a Caterina supe que el fin se acercaba, ella era la señal que esperaba.

Hasta ese momento Arthur Junior no había pronunciado palabra, escuchando las verdades en boca de sus padres. La mirada de padre e hijo se encontraron y muy al contrario de lo que Arthur esperaba, encontró ternura y miedo en los ojos de su hijo, algo en su corazón se desgarró, tomó la daga y como pudo soltó los grilletes de ambos.

-Váyanse.  -Les dijo. -Pero háganlo por la parte de atrás, del otro lado está vigilada la entrada.

-Ven con nosotros.  Le sugirió  Sheila.

-No, no puedo yo........

Sheila comprendió y no insistió más.

-Perdón. -Pronunció Arthur. -No pude defenderte de ese demonio

-No es tu culpa, nada podías hacer., adiós.

Madre e hijo salen sabiendo que jamás volverían a ver aquel hombre que fuera esposo y padre. Arthur Junior se devolvió y abrazó a su padre.

-Perdóname tu padre por lo que soy. Agregó el niño.

Arthur deseó poder corresponder a aquel abrazo pero estaba congelado, Sheila llamó a su hijo y juntos se perdieron en la oscuridad de la noche.

MAS ALLA DE LA REALIDADWhere stories live. Discover now