CAPITULO 6 .

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Benjamin.

LAZOS FAMILIARES

El viaje a Winchester les tomó menos de la mitad del tiempo de lo que duraban los humanos incluso a caballo. Iniciaban su camino muy temprano, ocultos para no llamar la atención. El sol no los dañaba, pero su piel era más sensible.

Después de aquel día en que se entregaron mutuamente, la conexión entre ellos llegó a fortalecerse tanto que incluso podían compartir sus pensamientos, conversar si emitir palabra.

Cuando llegaron a Winchester anochecía y se hospedaron en el hotel favorito de Eleonor. El botones sonrió al verla y la saludo cordialmente y como era costumbre, Eleonor le brindó una jugosa propina.

-¿De dónde sacas tanto dinero? -Pregunta Arden sorprendido por la cantidad de efectivo que llevaba su compañera.

-Pronto lo sabrás, y luego agregó: -Debo admitir que estoy un poco asustada con todo esto, desearía no sentirme así.

-Lo entiendo pero nada va a pasarte, no lo permitiré. Lo recomendable por ahora es estar juntos en todo momento.

Ella sintió con la cabeza, la seguridad de Arden la reconfortó.

-Bueno ahora que estamos aquí creo que aprovecharé para alimentarme. No pruebo sangre humana desde.....

-Desde mi transformación. _Termina Arden la frase.

-No tienes que venir.

-Acabo de decirte que no nos separemos, iré contigo.

-¿Podrás?

Él sabía a que se refería pero creyó conveniente ponerse a prueba.
Llegaron al restaurante del hotel y Eleonor se acercó a la barra. Inmeditamente un tipo se aproximó, atractivo y joven, comenzaron a conversar; ella reía de lo que él decía. Arden empezó a sentir celos pero sabía muy bien como acabaría ese pobre infeliz. Se mantuvo oculto observando sigiloso. El hombre le susurró al oído a Eleonor, una propuesta que Arden escuchó con claridad. Pronto abandonaron aquel bar.

En el callejón él la acorralo contra la pared y comenzó a besarle el cuello, jamás había visto una mujer tan bella y soñaba con poseerla. Ella permitió que se acercara y lo imitó besando su cuello, él cerró los ojos y se dejó llevar, Eleonor lo tenía hechizado como en trance y aprovechando el momento lo muerde. Él dejó salir una exclamación de dolor, un escalofrío le recorría el cuerpo mientras que ella se alimentaba, sumiso a su merced.

El olor de la sangre golpeó a Arden, estuvo a punto de ir hacia ella pero se contuvo, se limitó a observar. Cuando Eleonor tomó lo suficiente lo dejó tendido en el callejón y buscó en sus bolsillos robándole el dinero.

-No es bueno que le robes. -Se cruza de brazos.

-Si no lo hago yo, lo hará otro. -Se justifica con tono inocente.

-¿Está vivo?

-Yo nunca quito vidas, recuerda eso siempre.

Arden logra percibir los débiles látidos del corazón de aquella desdichada víctima.

-Ya conoces mi secreto, no me enorgullese pero es dinero fácil.

Arden no puede más que sonreír.

-¿Y cuando despierte no te buscará?

-No recordará nada, creélo.

Esa noche Eleonor se alimenta de otra persona y regresan al hotel. Como a las 6 a.m. Abandonan el hotel rumbo al que fuera en vida su hogar. Al llegar los recibió una agradable fragancia a flores, el jardín de Anissa.

-Quédate aquí. -Le indicó alejándose.

Él comprendió que necesitaba hacer esto sola.

Eleonor empujó la puerta que crujió ruidosamente. Sintió un gran pesar, la casa estaba llena de polvo y telas de araña y algunos muebles esparcidos. No había entrado nunca desde aquel terrible día. Subió las gradas que traquearon bajo su peso. Ingresó a la habitación que compartiera con su hermana y luego a la de sus hermanos, finalmente entró al cuarto de sus padres y ahí no lo pudo soportar y se dejó abatir por los recuerdos del ayer, comenzó a llorar como si un puñal se clavara en su pecho infundiéndole gran dolor. Su llanto es interrumpido al escuchar a alguien en la habitación.

-¿Quién está ahí?

-¿Eleonor? -Contestó aquella voz que de inmediato le fue familiar. Arden apareció pues sintió el temor de ella y se colocó a su lado. Una silueta se acercó a ellos, Eleonor lo reconoció de inmediato.

-¿Ben? Maldito Damien. -Gritó y con ojos llenos de afecto le extendió los brazos a su hermano. Benjamín lo dudó unos momentos pero luego la abrazó.
Eleonor sollozaba de angustia al ver a su hermano con la apariencia de un muchacho de 15 años, pero a la vez la felicidad la invadió, al fin lo había encontrado.

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