Capítulo 1.

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Durante su infancia, ocurrieron un par de sucesos... Extraños.

Y comenzó cuando ella encontró una piedra en la playa donde jugaba en compañía de un niño.

🌱🔥💧🌪️

Habían decidido ir los tres a la playa más cercana de la ciudad. El sol brillaba en lo alto del cielo y los habitantes y turistas paseaban por la arena con sus trajes de baño. Los padres cuidaban de sus hijos para evitar que entraran profundo en la playa.

En la arena, a unos metros del comienzo del agua, habían pequeñas sombrillas hechas de palmeras, con un par de mesas y sus respectivos asientos hechos de madera resistente. Cada tres metros había un conjunto de sombrilla con su mesa y dos sillas.

Daphne estaba sentada en la orilla de la arena, tenía un trozo de rama de árbol en sus manos, ella molestaba a un pequeño cangrejo que se había encontrado. Se había encontrado con un niño que jugaba cerca del agua. Hizo amistad con él enseguida. Ahora ambos se dedicaban a atrapar al pequeño crustáceo.

-¡Mira! ¡Casi muerde el palo! -le decía el niño, cuyo nombre desconocía. - Son criaturas malvadas.

-Ayúdame, quiero atrapar uno -en ese momento lo picó con su vara de madera y el pequeño cangrejo se escondió en la arena, haciendo un agujero para quedarse ahí - ¡Ay, no...! -exclamó quejándose e intentando observar por el pequeño hueco en la arena.

-Creo que te tuvo miedo. -el niño sonrió a manera de burla mostrando el hueco entre sus dientes; se le había caído uno hace un par de días.

Daphne decide mejor tomar su varita y espantar con ella a los demás animales que pudiera encontrar, si no podía atraparlos, los molestaría. Fue hasta que una ola llegó hasta ella, mojando sus pies y dejó en la arena, un objeto curioso.

Una piedra. Era color amarillo naranja hecha de material cristalino, casi como el cuarzo y no tenía una forma definida. La manera en que parecía llamar su atención era casi hipnotizante.

Ella estiró la mano hasta alcanzarla, pero el agua la arrastraba de vuelta hacia la playa.

Parecía que el agua no le estaba dejando la piedra a ella, a pesar de ser quién la había encontrado.

La niña se decidió a ir por el objeto y no dejarlo ir, así que corrió tras la piedra. Unos pasos más y estaba a frente a ella. La miró desde la superficie y observó como era que el material parecía relucir con el agua. Estiró su brazo para tomarla.

La niña tomó la piedra, que ahora estaba seca, ella observaba encantada los colores que tenía esa roca. Caminó de regreso a dónde estaba su nuevo amigo y se sentó en la arena, observando su nuevo descubrimiento.

-¿Qué es eso, niña? -le preguntó el niño mientras mira bien la piedra que ella sostiene.

-Una piedra ¡Mira! ¡Es bonita! -le enseñó el objeto con una gran sonrisa en el rostro.

- ¡Quiero verla! -exclamó emocionado y estiró su mano para alcanzarla.

- ¡No! ¡Es mía! ¡Yo la encontré! -se levantó y corrió hacia sus padres.

Ellos estaban mirando lo que hacía la niña, desde la distancia. Y una parte de ellos estaba feliz por verla haciendo amigos, ya que para su edad era muy importante que aprendiera a relacionarse con otras niños de su misma edad.

- ¡Mamá! ¡Papá! -gritó, ellos voltearon cuando la escucharon, la niña sonrió y corrió en su dirección - ¡Miren, miren! ¡La encontré! ¡Yo la encontré!

Regina le devolvió la sonrisa. Esperó a que su hija llegara hasta ellos y tomó la piedra para observarla. Se sorprendió de ver una roca con tan curiosos colores y más aún la manera con la que brillaba.

-Mira Carlos, que piedra tan...

-Extraña -concluyó con sinceridad el padre.

- ¡No! -la niña les quitó la piedra - ¡No es extraña es bonita! ¡La llevaré a casa!

Daphne emocionada la guarda en una las bolsas en su short y corrió de vuelta a la orilla de la playa. La niña continuó jugando con su nuevo amigo, molestado a los pequeños crustáceos. Encontró varias conchas y todas las guardó en sus bolsas.

-Niña, creo que deberíamos ir con nuestros papás -le dijo su amigo, preocupado por entrar más al agua y más cuando él no sabía nadar -¡Nos podemos ahogar!

-No lo creo, vamos jugar un rato más -dijo sacudiendo su cabeza mientras continuaba buscando más conchas o piedras como la que ya tenía.

-Como quieras, yo me voy más lejos del agua -dijo el niño antes de levantarse y alejarse de las olas.

Daphne lo miró irse y pensó en cómo se iban las amistades. Gallina, pensó. Eso lo había escuchado de su madre cuando su padre no quiso matar una cucaracha y terminó aplastándola ella.

Antes de que volviera su vista hacia el agua, alguien gritó escandalizado.

-¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Un alterado!

Apenas escucharon la palabra, los padres corrieron por su niña y la tomaron brazos. Todos los que disfrutaban de la arena y el sol hicieron los mismo, corrieron asustados al ver lo que sucedía.

-¿Mamá? ¿Qué pasa? -preguntó asustada la niña.

-N-nada hija, p-pero debemos irnos -el padre tomó la cabeza de su hija y la recostó sobre su hombro, para impedirle ver lo que sucedía.

Pero ella alcanzó a ver claramente, como las olas crecían de manera aterradora y se tragaba a las personas que estaban cerca.

Pero no fue eso lo que llamó su atención, si no una niña, de quizás diez años, que miraba sus manos y luego el agua, estaba totalmente asustada.

Un brillo azul que resplandecía con el sol llamó atención, se encontraba en las manos de la pequeña.

Ni siquiera la conocía, ni sabía su nombre, pero en su interior hubo una necesidad de ir hacia esa niña y decirle "Está bien",aunque la situación dijera lo contrario.

-karimodelarosa.

Pidoperdón, para quienes leían la historia de las primeras veces que la edité, algunos personajes aparecerán en los próximos capítulos;)

La Chica de los Cuatro Elementos Pt.1Where stories live. Discover now