Capítulo 3.

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Y el segundo, en una noche fría.

🌱🔥💧🌪️

Mientras la niña jugaba en el patio, afuera de su casa, algo le golpeó la espalda, cuando se dio vuelta volvió a ver otra de esas piedras que se había encontrado anteriormente.

-Dos en un día ¡Que bien! -exclamó emocionada y observó fascinada la piedra color azul.

La niña aún no se daba cuenta de que esas piedras estaban relacionadas con aquel extraño suceso que había tenido en su habitación, que ahora parecía haber olvidado.

Ella no podía dormir, era más bien cómo si algo le impidiera conciliar el sueño. Lo que hacía cuando esto le pasaba, era ir a dormir en la cama de sus padres, pero en esta ocasión, decidió salir a su balcón a contemplar la luna un rato.

Fue por uno de sus suéteres favoritos color azul cielo, se lo colocó y acomodó de las mangas ya que era una talla más grande que la suya y le molestaba que le quedaran tan grandes. Cuando abrió la puerta un fuerte viento la empujó, haciéndola caer.

Se sintió como si atravesara su piel, calándole hasta los huesos, el suéter no era suficiente, provocando que le doliera todo el cuerpo. El aire entró a su habitación trayendo consigo hojas de los árboles, conforme tomaba velocidad y fuerza, hicieron un remolino alrededor de ella. Daphne podía ver como las hojas giraban a su alrededor, se asustó y quiso gritar pero una ola de viento la golpeo, impidiéndoselo. Era insoportable el dolor como si le ardiera todo el cuerpo, ella sentía que se asfixiaba, irónicamente le faltaba el aire.

Afuera, la lluvia parecía que se intensificaba pero sólo era el viento que soplaba fuertemente.

Cada que Daphne intentaba hacer algo como hablar o moverse, un fuerte viento la golpeaba, dejándola en el suelo. Muy pronto empezó a escuchar voces. Voces realmente desconocidas para ella, aturdían sus oídos y la confundían.

- ¡DEVUÉLVANME A MI HIJA!

- La protegeremos.

Se tapó los oídos, no quería escucharlas. Su cabeza le dolía a consecuencia de esas extrañas voces que susurraban en su mente, por el tono de estas supo que eran una mujer y un hombre quienes hablaban, pero no quería saber más. Cerró sus ojos con fuerza, el viento a su alrededor empezó a reducir el espacio, dejándola a ella sin poder respirar.

De manera repentina, el aire entró en su pecho, todo su cuerpo comenzó a doler, como si miles de abejas le hubieran picado en su pequeño cuerpo.

Quería volver a gritar pero el mismo ardor se lo impidió. Escuchó un susurro mas antes de que todo terminara.

-Encontremos a Sara... juntos.

Cesó. El viento se expandió, desapareciendo apenas se alejó de ella, dejándola ibre. Cuando ella se tranquilizó y su corazón volvió a latir con normalidad, comenzó a llorar de nuevo. Sin saber porqué sucedía eso y porqué a ella.

Su madre no escuchó sus llantos, mucho menos su padre, quién roncaba plácidamente junto a su esposa.

Únicamente estaba el viento escuchando sus lamentos y preguntas que no podía responder. O quizás sí le estaba diciendo las respuestas, sólo que ella no era capaz de comprenderlas todavía.

🌱🔥💧🌪️

Después de esos dos incidentes, la niña mostró un temor hacia el fuego y los días ventosos.

Regina no lo consideró raro, puesto que todos los niños le temían al fuego, así que lo pasó por alto. No volvió a tocar la muñeca que vio derretirse aquel día, parte de ella creía que le pasaría lo mismo si la usaba para jugar.

Sus padres perdieron el miedo y tuvieron un hijo, un niño, cuyo nombre fue Dylan. Daphne estaba muy emocionada. Pero conforme crecía y veía a al niño pequeño cambiar, hubo algo que se quedó en su mente durante algunos años. ¿Por qué no me parezco a mi hermanito?, pensó Daphne mientras se veía al espejo y tocaba su largo cabello castaño mientras su mirada se quedaba fija en sus ojos verdes. Regina y Carlos tenían el pelo castaño, como ella, pero eso esa muy común en toda la gente, lo que sus padres no tenían, era el color de sus ojos. Eran cafés, no verdes como los de ella.

Era imposible no notar ese detalle y cuando la niña preguntaba, ellos sólo decían que era una "niña con suerte" luego cambiaban el tema repentinamente. Ni siquiera sus abuelos tenían ojos como los suyos.

Cuando tuvo ella once años, tuvieron que mudarse, debido a que su padre, Carlos, encontró un empleo mejor y en donde su madre pudiese trabajar también.

A Daphne no le gustó nada la idea, pero no podía hacer nada. Si eso hacía que sus padres estuvieran contentos, no se quejaría en absoluto.

En su infancia hizo amistad con un niño de su edad, a quién desde que conoció lo veía casi todos los días y jugaban todas las tardes. Estar en su compañía le hacía olvidar los terribles momentos que había pasado en su habitación.

De vez en cuando recordaba lo que había sucedido cuando ella tenía cinco años, pero como siempre no obtuvo alguna respuesta al por qué de aquella situación. La muchacha optó por guardarlo para sí misma en lo más profundo de su mente, ahí dónde ni ella pudiese recordarlo más.

Debido a que sus padres pasaban la mayor parte del tiempo fuera de la casa, contrataron una niñera para Dylan, de nombre Monserrat. No sabían mucho sobre ella, pero le tenían confianza suficiente como para dejarla con el niño. Además de que, hay ciertas cosas que uno no puede ir diciendo a diestra y siniestra.

🌱🔥💧🌪️

Daphne dejó sus libros en su casillero, lo cerró y se dirigió a su siguiente clase.

-karimodelarosa.

Ahora, le cambié el nombre a Kya, ahora será Monserrat.

Lamento que no haya muchos diálogos en este capítulo:(

La Chica de los Cuatro Elementos Pt.1Where stories live. Discover now