Capítulo 28.

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Unos brazos la tomaron de los hombros, haciéndola despertar de su ensueño.

-¡Sara! ¡Tenemos que irnos!

William. Era él.

Parpadeo, confundida. Su compañera yacía en el suelo, enfrente de ella, muerta. El joven tenía agarrada a Sara de un brazo, intentando levantarla.

-Sara...

-¿Que me... pasó? -William la levantó del suelo. Sentía sus ojos hinchados.

El joven suspiró aliviado y así de repente, la abrazó. Pudo sentir el acelerado corazón del joven.

-Eso no importa, debemos irnos ya -le respondió apresurado.

Sara limpió su rostro con furia. No podía darse el lujo de llorar en ese momento. Se puso de pie para avanzar de nuevo, debía de terminar con todo eso pronto.

-Yo iré tras Angelina -le dijo a William, quién la miró sin comprender -Espera... ¿Y el maletín de...? -sacudió la cabeza, no quería recordarlo -¿Dónde está?

-Lo traigo yo -dijo Alba, mostrándole.

-Ah, bien, dámelo -se acercó a ella y se lo quitó, seguido, William tomó su mano.

No dejaría algo tan importante en las manos de Alba, sobre todo con lo último que dijo la científica antes de... Morir.

"Alba no está de tu lado del todo"

Eso la dejaba pensando y mucho, pero no tenía tiempo de sospechas, tenía algo importante por hacer.

Antes de continuar con el camino, llevó su mano hasta el auricular en su oreja, al parecer era hora.

-¿Alejandra? Soy yo, Sara -le llamó -Es hora, confío en ustedes.

-¿Sara? ¿En verdad eres tú?

-Lo soy y les digo que es momento de actuar -decía bajo la atenta mirada de quienes la rodeaban.

-¿Señora?

-Dile a todos que se preparen, la salida está abierta.

-Por supuesto -dijo ella y de inmediato transmitió el mensaje, se escucharon susurros y algunos gritos de ánimo.

-Gracias -le dijo en voz baja -Lamento no estar presente, estoy lejos de ustedes pero sé que escucharon mis palabras. Y confío plenamente en que puedan ayudarme.

-Por supuesto, no dude de nosotros, por favor, que hemos esperando tanto por salir -le respondió Alejandra -Y hablo por todos, créame.

-El plan es el siguiente -les explicó -Necesito que hagan tiempo, frente al laboratorio, cuando los Agentes se den cuenta de que escaparon, llamarán a más hombres... Yo necesito tiempo para terminar algo -dijo, pasó saliva nerviosa -Por favor, impidan que lleguen.

-¡Si, señora! -exclamaron todos al unísono.

Sara guardó silencio unos segundos mientras pensaba en ellos. En el tiempo que pasaron encerrados y cuanto deseaban su libertad. Hoy por fin la obtendrían.

-Ah, ¿De verdad no escuchan ese sonido? -insistió Alba -Estoy segura de que ustedes pueden escucharlo.

-¡Ya basta! -exclamó Sara, estaba cansada de las alucinaciones de la gemela.

Miró una vez más a Renata, sus ojos cerrados, mostrando una expresión dormida. Ahora que ella ya no estaba ¿A dónde podrían ir, solo ellos cuatro, sin nadie que supiera guiarlos?

Sara se puso de pie, decidida, con el maletín en mano.

-Váyanse -les dijo.

-¿Irnos? ¿A dónde? -le preguntó William confundido.

La Chica de los Cuatro Elementos Pt.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora