El cielo se estaba tiñendo de colores oscuros, primero naranja para pasar al violeta y finalmente al azul oscuro. Las estrellas no tardaron en hacer su aparición.
Era una suerte que hubieran evacuado a los científicos del laboratorio, lo que le parecía raro erabla velocidad con la que se habían movido. Apenas provocaron el apagón en el edificio y todos empezaron a salir, lo cual no tenía sentido, puesto que para ellos debía ser un simple fallo en la electricidad.
-Ojalá me hubiera acordado antes, hubiera recordado que él estaba de nuestro lado y sacado de su celda desde un principio -se lamentó la castaña.
-Pero entonces, quizás yo hubiera muerto porque no curaste mi herida -le miró y sonrió, claramente lo decía con dramatismo, porque no podría morir de esa manera.
Le dio un leve golpe en el hombro y luego sonrió. Volvió su vista al otro lado del cristal, esperaba que después de ese noche, hubieran más momentos en los que pudiera reír y que quizás, William estuviera ahí, con ella.
-Vamos, tenemos algo que hacer -Sara se alejó del cristal y comenzó a avanzar hacia adelante. William le siguió el paso -¿Cuántos pasillos más para dar vuelta a la izquierda?
-Son.. -avanzó un poco más y se detuvo en uno -Es aquí, cerca de aquí está el elevador, estaba encendido gracias a la poca energía de reserva.
Sara corrió hasta llegar a él y luego, ambos se fueron por el pasillo.
-Hiciste un buen trabajo cortando la electricidad -dijo Sara, intentado hacer conversación para que el camino no fuera largo.
-¿Qué? ¡Oh, la luz! -se rascó la nuca, nervioso -Se me pasó la mano, ahora es cuando necesitamos luz.
-Yo puedo ayudar con eso, creo.
Extendió su mano frente a ella, cerró sus ojos mientras caminaba y se concentró en formar una pequeña flama en su palma. Empezó siendo una pequeña llama que luego creció lo suficientemente para poder iluminar el camino frente suyo.
-¡Es genial! -exclamó William, asombrado Es realmente genial.
Sara se encogió de hombros, no le parecía la gran cosa en ese momento.
Caminaban a paso rápido, teniendo cuidado en cada esquina por si veían a algún agente que no se hubiera ido ya. Cada vez adentrándose más en el laboratorio, hasta que por fin encontraron el elevador.
-¡Ahí! -lo señaló William -Apresurémonos.
Ambos corrieron hasta el artefacto, no avanzaron mucho cuando la las luces de los pasillos se encendieron, la electricidad había vuelto.
-Oh, perfecto -la castaña sacudió su mano y el fuego se apagó.
-No es bueno, las cámaras no tardarán en activarse y sabrán dónde estamos, rápido hay que ir al elevador.
A penas tuvieron ahí, Sara presionó el botón para abrir. En ese instante, un grupo de gentes, doblaban en un par de pasillos lejanos, los vieron.
-¡Son ellos! -gritó uno.
-¡Maldición! -susurró William mientras presionaba varias veces el botón para que las puertas se abrieran -Abre, abre ¡Abre maldita cosa!
Los tres hombres de gris corrieron hacia dónde estaban ellos dos, uno de ellos sacó su arma y los apuntó. Las puertas se abrieron y no dudaron en entrar, William presionaba nuevamente el botón para cerrar, dos segundos más y comenzaron a cerrarse.
Ambos retrocedieron hasta que tocaron el fondo el elevador, vieron cómo se cerraban las puertas y justo en ese instante chocaban los agentes.
Dejaron escapar un suspiro de alivio y se recargaron en las paredes de metal.
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La Chica de los Cuatro Elementos Pt.1
Science FictionSu salvación... según sus iguales. Un fenómeno... según las personas. Otra oportunidad... según los Científicos de el Laboratorio. En un universo distópico, donde los humanos nacen con la habilidad de controlar uno de los cuatro elementos, una joven...