Capítulo 9.

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Daphne recuperó la conciencia rápido, pero su cabeza dolía y al tocar su frente descubrió que estaba sangrando, su pulso se aceleró al ver el líquido rojo en su palma.

Dios, no puedo morir aquí.

Como pudo, se desabrochó el cinturón. Respiró varias veces, al intentar moverse, sintió un fuerte dolor en su pierna. El dolor aumentó cuando vio que tenía una herida sangrante en la pierna.

-¡Ah, maldición!

Miró en derredor buscando algo con que detener la sangre, encontró una camiseta de Mike. La desgarró y amarró alededor de su pierna para detener el sangrado, no sabía si lo había hecho bien o no, en ese momento todos sus conocimientos sobre primeros auxilios se fueron al desagüe por el miedo que sentía.

Pero poco le importó eso cuando volteo a ver a Mike. Él estaba con medio cuerpo fuera del auto, tenía una gran cortada en la frente.

Apenas se pudo levantar, fue hasta él, le quitó en cinturón y lo sacó a duras penas.

Intentó ignorar el hecho de que continuaba lloviendo, cada vez con más fuerza.

Conforme más avanzaba más dolía su pierna y más sangre salía, pero no podía dejarlo morir.

Cuando se alejó del auto, le tomó el pulso y suspiró al notar que seguía con vida. Quizás tendría un par de costillas rotas y algunas heridas internas, pero estaba segura de que sobreviviría. Eso lo había aprendido en los cursos de enfermería que había tomando años atrás, claro aplicándolo en otras personas, ella misma se había atado mal el trozo de tela en su pierna.

Miró atrás y vio a la novia de su amigo, en peores condiciones que las de él, su cabello tenía una gran mancha de sangre, prueba de que se había hecho una herida en la cabeza.

Irene...

-No te preocupes, iré por ella -le susurró con voz débil, tomó su rostro entre sus manos y le dio un beso en la mejilla.

Ella era importante para él ¿No?

Aunque el dolor era insoportable, siguió caminando y la vio, su brazo salía por lo que quedaba de la ventana. Ella también seguía viva, pero algo la alertó de que debía darse prisa, de el auto comenzaba a salir humo y había un gran charco de gasolina debajo de él. Ella se acercó un poco, para sacar a Irene, un paso más y el auto estalló en llamas.

Ella fue empujada hacia atrás, cayó sobre una roca, lastimándose la espalda, pero eso no era todo. Se había lastimando parte de la cara al caer contra el suelo, se hizo una gran raspada en la mejilla derecha.

El humo y polvo impregnaban el aire, respiró y tosió. Había algo más, el inconfundible olor a carne quemada, indicando que Irene había muerto en el auto.

Su respiración se aceleró, haciendo que respirara con dificultad. No podía creer lo que acaba de pasar frente a sus ojos.

Trató de levantarse pero sólo se hincó.

Los montículos de tierra empezaron a vibrar, las gotas de lluvia se juntaron unas con otras haciéndose grandes, formando un remolino alrededor de ella y al igual que el viento en aquella ocasión, le fueron quitando espacio para respirar.

Su pecho comenzó a doler, sus pulmones a arder y sentía su cuerpo pesado, débil.

Luego llegaron los susurros.

Empezaba a escuchar esas palabras que creyó que había dejado atrás. Pero esta vez decían cosas incoherentes, no entendía lo que decían. Eran un hombre y una mujer hablando, sólo eso pudo diferenciar entre todo el dolor que sentía.

La Chica de los Cuatro Elementos Pt.1Where stories live. Discover now