Capítulo 4.

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La mente de Daphne se ocupó por cosas mucho más importantes que un recuerdo casi olvidado de su niñez, así que ahora estaba ocupada pensando en Física y sus electrones, protones e intentando prestar atención a la profesora que hablaba incansable sobre sus cargas negativas y positivas.

Pero por más que trataba de entender qué era lo que decía la mujer que estaba frente suyo, no lograba concentrarse. La noche anterior no durmió nada bien, se la pasó despierta casi todo el tiempo; había tenido la sensación de que alguien la miraba. Incluso había cerrado la ventana y las cortinas, pasó la madrugada intentando controlar su miedo a los espacios cerrados. La sensación no desapareció, incluso en ese momento la seguía sintiendo.

Pero no tenía sentido ¿Por qué alguien la observaría a ella? Mordió el lápiz, pensativa. De todos modos no hacía mal andar alerta, al menos hasta que se diera cuenta de qur eran ideas suyas.

Aunque fueran lo que se había propuesto no pudo evitar sentir la pesadez de no dormir bien la noche pasada.

Cerró los ojos unos segundos, creyendo que podría recuperar un par de minutos de sueño perdidos.

— ¡Señorita Brown!

Levantó la cabeza que tenía apoyada en la mano, parpadeó varias veces hasta que su vista enfocó. ¿Dónde estaba? ¡Ah sí! El salón de clases. La maestra la miraba con el ceño ligeramente fruncido y los brazos cruzados.

— ¿Que... que cosa, Profesora? — preguntó mientras se tallaba los ojos.

—Le he preguntado si me puede decir cuales son las características de un átomo ¿Las sabe?

Desconcertada, trató de buscar en su mente sobre el tema, se oían risas por parte de sus compañeros ¿Se había dormido? ¿Cuánto tiempo? 

—Emm... bueno...

— ¿No? Bueno, —la profesora ni siquiera le dio tiempo de responder y ya había comenzado a hablar —Ponga atención señorita Brown, el átomo es...

Dejó de escuchar, pues el sueño la volvió a invadir, pero esta vez, sacó su cuaderno y comenzó a dibujar en él. Ella no era muy buena dibujando, pero cuando la clase terminó había trazado un retrato suyo, pero los ojos lucían diferentes, un poco más grandes quizás y más opacos, los labios estaban dibujados más delgados, y se había dibujado un lunar en la nariz, sin duda era ella pero ¿Por qué lucía tan desconocido ese rostro?

—No puedo creer que te hayas dormido ¡En Química! —exclamo su amiga pecosa, Emilia.

—Vamos no es tan malo.

— ¡Es Química! —repitió —Sabes cómo es esa maestra, aún no me creo que no te diera un sermón.

—Ya, ya. Bueno nos vemos en la cafetería ¿Sí?

—Bien, bien, nos vemos —se despidió con la mano mientras se iba.

Daphne exhaló. Después de ese descanso tenía otra materia pesada, de la cual tampoco había hecho la tarea.

Repasó una vez más el tema que se había perdido al inicio de la clase, cuando se durmió, su vista estaba totalmente concentrada en el libro que traía en sus manos.De tanto que le gustaba leer podía andar por los pasillos de la escuela sin mirar por dónde iba mientras su vista sr enfocaba en las letras. No se dio cuenta cuando un hombre chocó con ella. Pero cuando sus cuerpos rozaron, ella creyó sentir que algo le había pinchado en el brazo.

La Chica de los Cuatro Elementos Pt.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora