Capítulo 18.

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El elevador se detuvo. Cuando se abrieron las puertas dieron a una única habitación vacía, salvo por el letrero "Personal autorizado" en otra puerta hasta el fondo.

El horror se apoderó de ella cuando vio lo que había ahí o más bien, quiénes estaban ahí. A su mente vino lo que había encontrado en Internet.

Al cabo de unos años mejoraron.

Había celdas.

Y lograron crear sus propios experimentos.

Pero éstas eran diferentes, no había barrotes, si no cristales, cómo los de las salas de Laboratorio.

Los tienen debajo del edificio.

Dentro de ellas se encontraban personas, la mayoría jóvenes de su edad más o menos.

En un lugar muy escondido.

Sintió repulsión hacia Angelina y todo su grupo de Agentes.

-... ¿Qué es lo que les hacen? -preguntó horrorizada, al segundo se arrepintió de haber preguntado.

El hombre la miró de reojo antes de responder.

-Digamos, que son sus conejillos de indias -respondió cómo si fuera lo más normal del mundo.

Y luego vio a esa mujer, cuyo rostro se había mostrado en el juego de la feria. Era ella, de eso estaba segura.

Intercambiaron miradas y la joven detrás del vidrio abrió los ojos asombrada, se volteó a la otra persona que estaba a su lado, que era un chico alrededor de los quince años, le dijo algo que Sara logró entender.

Es ella.

Su reacción fue la misma.

Poco a poco las demás personas, al verla hacían lo mismo. La miraban, la veían como si hubiesen visto un milagro.

-¿Por qué me miran así? -susurró para sí misma.

-Saben quién eres -le respondió el Agente.

Ella alzó la ceja izquierda, pero no dijo nada más.

Entonces ellos lo sabían. Sabían que ella era los Cuatro Elementos.

Recordó aquel párrafo que leyó en Internet, días atrás, referente a lo que veía y lo que pensaban las personas tras las paredes.

Todos los Alterados de ahí, confían en el momento en que llegue los Cuatro Elementos, confían en que los salvará.

Lo que buscaban era venganza contra el G.L. Después de verlos a ellos, de saber lo que le hacía, lo que sufrían sin que nadie lo notara, ella decidió ayudarlos.

Tal vez estaba siendo muy positiva creyendo que todo lo que pensara podría salir bien, pero sentía la necesidad de ayudarlos, a pesar de que no conocía a ninguno. Pensaba que era lo correcto.

Sin darse cuenta ya habían llegado.

El agente ingresó un código en un pequeño teclado que había por un lado de la puerta y ésta se abrió.

La directora se encontraba frente a una larga ventana que dejaba ver el piso que se encontraba unos metros abajo. Desde ahí podía verlo todo.

Del otro lado, había una persona, a la cual le tenían insertadas dos mangueritas una en cada brazo.

Su rostro estaba contraído en una mueca de dolor. Se retorcía en la silla, pero no lograba mucho ya que estaba atado a la misma de muñecas y pies. Junto a él había un aparato que marcaba su pulso.

La Chica de los Cuatro Elementos Pt.1Where stories live. Discover now