Resiliencia [+18] ©

Capítulo 1 | Caius Zorova

Nix

La oscuridad reinaba, el silencio siendo como siempre mi compañía más fiel, y de pronto un sinfín de preguntas me asaltaron ¿cómo es que había llegado hasta acá? ¿desde cuándo el camino era recto? ¿tranquilo? No comprendo cómo es posible que la calma sea tan...

Vacía...

Aun recuerdo con memoria fresca y renovada la emoción de viajar, el salir de mi ciudad, pero creo que ahora sólo están los resquicios de una niña soñadora, de una niña que anhelaba salir de aquel caos.

El caos es malo, pero también te da vida, la paz es monótona y silenciosa, es vacía y sin propósito es... solitaria.

Mi vida hacía ya unos meses era monótona y ordinaria, odiaba eso, raro era en mí las veces en las que me detenía a pensar en todo.

Soy joven, tengo 23 años, pero vivo como una anciana, mi única compañía era Rius mi perro husky, su vida parecía más emocionante que la mía, es tan imperativo que parecía nunca cansarse y ni hablar de los destrozos que causaba a su paso, era peor que cuidar a un niño pequeño.

Mí rutina es la misma despertar, bañarme, desayunar, ir al trabajo, comer, gimnasio, volver a casa, bañarme, trabajar, cenar y dormir, los días siguientes no cambiaban mucho, cada día era la misma rutina, odiaba esto, pero nadie más que yo me condene al mudarme de mi ciudad hacía ya dos años.

¿Quién diría que mudarse de Los Ángeles a la fría ciudad Londinense cambiaría tanto mi vida?

Claro mis amigas y familia trataron de persuadirme de no venir, pero era quedarme estancada allá o progresar y ser la actual directiva principal en Zorova's Enterprise una marca multinacional, de las más grandes no solo en cuánto a estructura si no también debido a sus ingresos monetarios; se puede decir que la familia Zorova ha sabido manejar y cimentar creces poderosos, llevo un año a la cabeza, matándome y dando todo demostrando que una foránea puede aún más que cualquiera, el señor Zorova hijo primogénito es con quien trabajo directamente, es mi jefe y yo soy algo así como "su mano derecha y representante"; un título de renombre, pero simples palabras para él.

El estruendoso y molesto sonido de mi despertador anuncia mi tan emocionante inicio de semana, genial. A tientas tomó el celular para verificar la hora, son las seis de la mañana y aunque no tengo horario establecido me gusta llegar a las nueve y así avanzar trabajo o supervisar cada área porque a mí pesar no sólo manejamos un centro comercial, también hay bares, casas de moda, restaurantes y muchos más comercios que mi cerebro a esta hora no logra procesar.

Mi cerebro sigue en el limbo de los sueños.

— ¡Agh! Un día de estos moriré por la falta de sueño, pero tu comida no se paga sola cierto ¿Rius? —volteé el rostro y vi a mi perro acurrucado en su cama con la colcha que mi madre le tejió hace ya unos años—. Te envidio, quisiera ser tú en estos momentos, quiero dormir más, pero claro eso no será posible, es lunes para mí desgracia.