Resiliencia [+18] ©

Capítulo 2 | Difícil de olvidar

Caius

Maldito día de locos conviví más de lo que me hubiese gustado con aquella hermosa demonio de ojos brillantes.

Su mirada es hipnótica esa combinación de negro con gris, su cabello de ondas oscuras y su piel tersa...

Una perfecta combinación.

Siempre desde que la conozco he admirado enormemente su resiliencia, su dedicación y ese carácter fuerte que tiene te embelesa, la veo como una representación de la dualidad, por fuera es hermosa y cedes ante cualquier petición, pero por dentro... es una —no existe palabra que defina a esa mujer—, es capaz de voltear el mundo e incinerarlo a voluntad, la mayoría de personas le temen.

Varios de los inversionistas han tenido que venir en persona porque sus representantes le temen Nix, gente que lleva años en este mundo de los negocios, donde vences o te largas ella ha sobresalido más que cualquiera con solo dos años a la cabeza.

Sigo impresionado con su presencia... con ella.

Por medio de las cámaras de vigilancia fuera de cada oficina la veo salir, camina como quien conquista el mundo y si, ya sé que parezco un puto acosador, pero últimamente verla haciendo lo más simple del mundo, como en este caso lo es caminar, me hipnotiza a grado tal que olvido por completo todo lo demás.

Transmite mucha paz el sólo verla...

Desde mi oficina logro verla atravesar tranquil la explanada principal dirigiéndose a su auto, casi al instante antes de abrir su puerta la azotó y caminó hacia la cajuela deteniéndose en una pose defensiva ¿por qué? Me puse alerta a cualquier percance.

De la nada un hombre vestido de negro se posó frente a ella, aún no oscurecía como para que pasara desapercibido.

¿Quién es? Me tiene intrigada la identidad de la persona pues no cualquiera genera tal reacción en Kane.

Seguí observándola atento a cualquier alerta de auxilio por parte de ella, continúe firme en mi lugar y como si de inercia entre imanes se tratara salí disparado en su dirección no estoy segura de que está pasando mientras bajo y me desespera no poder estar a su lado sólo sé que el hecho de verla retroceder y apartar el tacto del extraño caló en mí.

No puedo dejar que nada le pase.

Apenas llegó a la puerta principal veo como la sujeta contra su voluntad y una mueca casi imperceptible de dolor cruza su rostro, por míseros segundos ante de que ella vuelva a esa faceta distante y defensiva.

Sigo a paso de trote para llegar a ellos, cuando he estado a escasos centímetros me detengo férreo y bastante molesto.

— ¿Qué está pasando aquí? —mi voz salió demandante provocando que cierto par de ojos me miraran nerviosos.