Capítulo 25 | Malentendidos, placer y disculpas...

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Nix

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Nix

«No pierdas el tiempo en conflictos tan simples, aprovecha y vive el momento sin arrepentimiento»

Recuerdo el dolor que sentí al enterarme de su partida, al darme cuenta de que estaría sola después de todo, los ataques en Italia, los complots, la confianza y lo hubiésemos construido ahora parecía nada, entendía que quizá él no me quería tanto como juró... quizá si soy reemplazable.

Mis conjeturas las baso en lo que no existe, en aclaraciones y promesas rotas, en la traición y el dolor, no sé cómo hacerlo parecer menos relevante. Pero si recuerdo con claridad lo que paso esa tarde.

«Mi vista era borrosa al despertar y el destello de la lámpara hacía estragos en mis ojos, podía sentir mis latidos desbocados y mi boca seca. No lograba recordar con exactitud lo que pasaba, solo estaba mi mente plagada de memorias borrosas sobre el ataque, hablar con Bianca y llegar a la escalera de la entrada, de ahí recuerdo como flashes a Caius cargándome y desvaneciéndome siendo sus brazos lo último que sentí y su voz suplicando que me mantuviera despierta.

Cuando mi vista comenzó a aclararse noté a mis hermanos discutir entre murmullos, se veían bastante alterados a juzgar por la posición de Daven, estaba claro que algo malo pasaba algo que yo genuinamente ignoraba. —No puedes, ¿me escuchaste? No puedes hacerlo, no digas nada por favor peque. —había dicho mi hermana, no sabía a quién se referían o sobre quién era la conversación, pero en el fondo mi subconsciente comenzaba a traicionarme creando teorías e idea con respecto de lo que pasaba, teorías que hacían doler mi cuerpo y tal vez algo más...

No le temí tanto a la pregunta como a la respuesta, mi garganta estaba seca casi tanto como mi esperanza. Volteé y no vi al hombre de ojos oscuros que anhelaba encontrar. —¿Dónde...? —capté la atención de mis hermanos, —¿Dónde está...

Mis hermanos se miraron entre ellos debatiéndose con la mirada el hablar.

—No me asusten, por favor peque ¿qué pasa? ¿por qué...?

—Se fue —aquello sin duda perforó algo, algo que creía enterrado en lo más recóndito de mi ser— se fue... hace horas—las palabras de Daven llenaron mis sentidos, me sentía usurpadora de mi propio cuerpo, mi cabeza punzaba y mis manos temblaron por el golpe de la noticia.

¿Alguna vez han escuchado vidrio reventar? Porque así es como sonó mi alma al darme cuenta de que había creído en él, confiado en que estaría a mi lado, me ardía el cuerpo, comenzaba a creer que mis venas eran raíces punzantes dentro de mí; segundos, eso fue lo que bastó para levantarme y correr al cuarto de invitados donde todo estaba limpio, vacío... como si él nunca hubiera estado aquí.

«Me abandonó, prometió no hacerlo, me traicionó» siento asco, furia y odio, de mí, de todo y de la vida misma que se empeña una vez más en demostrar que no puedo tener a nadie sin salir herida en el proceso.

Resiliencia [+18] ©Where stories live. Discover now