Capitulo 13 | Máscaras

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«Las máscaras jamás fueron tan dolorosas como pensé que serían»

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«Las máscaras jamás fueron tan dolorosas como pensé que serían»

Nix

A veces ni siquiera yo sé lo que está bien en este mundo y lo que más temo es que la única mala sea yo. Temo el caos que desataré.

Me aterra pensar que la única con un problema soy yo, que la única defectuosa seré yo y, sin embargo, no es así, todos tienen problemas, la vida misma es uno.

Muchas fueron las veces que pensé en rendirme, pero sigo aquí con miles de demonios sobre mí acechando cual halcones, no quiero seguir así, pero ¿qué sería de la vida si no hay alguien que la viva?

Sigo aquí y no me voy a rendir, no ahora, ni mañana, ni nunca.

Las máscaras se colocan fácilmente y engañas a los ignorantes con verdades falsas, pero cuando esa máscara se caiga... ya nada será igual porque todos sabrán que jamás fuiste alguien real, sólo una versión más bonita de lo que ellos querían que fueras.

Sabrán que fuiste y eres a lo que siempre debieron temer.

Esa es la historia que siempre se cuenta, pero en ocasiones, esa no es la verdad, todos tenemos motivos, todos tenemos un pasado del que fuimos víctimas y victimarios, y es este mismo el que nos carcome hasta lo más profundo, pero nadie lo conoce tan bien como uno mismo y nadie logrará entender por qué decidimos portar esa máscara

(...)

No he logrado conciliar el sueño desde que me encerré en la habitación, escuché a Caius salir y volver, pero no salí, no tenía la suficiente fuerza después de lo que pasó.

Me duele como nunca la traición de aquel que un día fue mi amigo, porque sí, lo fue, antes de que cayera en una profunda guerra consigo mismo.

Son alrededor de las seis de la mañana, pasado mañana partiremos a Los Ángeles, no quisiera ir, pero no tengo de otra, debo hacerlo, siempre nos persigue de lo que huimos y ahora tendré que volver del lugar del que siempre anhelé salir.

Vaya vida que me cargo.

Me levanté de la cama rindiéndome por fin luego de una hora intentando soñar con nada más que oscuridad.

Me duché, me puse unos shorts de licra y una sudadera para salir al balcón principal del apartamento del grandulón de mi jefe. Una vez ahí me senté en el suelo frío por la noche y contemplé la hermosa vista de un Londres silencioso aguardando a la mañana, era tan pacífico, tan...

—¿Admirando la vista? —su voz acarició mis sentidos, extrañamente no desee voltear a verlo sólo sentir el viento en mi rostro.

Este hombre es todo de lo que siempre escapé y aun así creo que estoy comenzando a caer. Llevo un tiempo considerable a su lado y honestamente nunca lo he visto preocuparse por nadie que no sean su hermana y sobrina, pero pensar que yo soy una de las personas por las que se preocupa es de cierta manera asfixiante y, a su vez, hace que sienta su presencia como un suave y cálido abrazo en medio de una tormenta implacable.

Resiliencia [+18] ©Where stories live. Discover now