Capítulo 4 | Deber

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Caius

Continuo en ese bucle de pensamientos y emociones remotamente familiares, el miedo, la incógnita todo en mi ha sido liberado taladrando cada vez más y más fuerte, mi mente no ha logrado procesar el motivo de aquel atentado, debió ser alguien que conociera cada resquicio de mi empresa porque ¿cómo explico el que se halla escabullido sin ser visto?

Todo embona a la perfección, tengo demasiados enemigos en esta ciudad, personas que en más de una ocasión han intentado liquidarme para apoderarse de mi imperio, la única que no tiene partida en este ajedrez es Nix, ella solo es mi segunda al mando dentro de la marca, no representa nada más que eso.

Sin embargo, en mi mente sigue presente su mirada temerosa como si supiera quien estaba ahí, estaba alerta, traía el cuchillo en la mano y lo manejó diestra, algo me decía que había más detrás de aquella mujer que aún era desconocido.

—¿Quién eres Nix?

Esa interrogante se negó a abandonar mis pensamientos, por primera vez en la vida hay algo que no tengo esclarecido y es quién es Nix realmente, no lo sé, todo entorno a ella es un misterio, siempre camina como si el mundo le debiera pleitesía solo por existir, otras veces intimida al más valiente, después está lo que les hizo a mis hombres, solo yo los he dejado así de mal heridos cuando entrenamos y ella hizo ver tan fácil el derrotarlos arrastrándolos a mi oficina.

Con cada día que pasa siento que desconozco a la Nix que vino desde Los Ángeles a cumplir sueños y metas ¿Dónde quedó ese ángel demoniaco que vi en Santa Mónica? ¿Dónde quedó la chica que con mirarme aplacaba todo el fuego que me consumía?

—Ya no puedo reconocerla.

Anoche no logré conciliar el sueño me la pasaba caminando de un lado a otro haciendo llamadas y enviando alertas a mis hombre y familia sobre lo que pasó, también vigilaba la habitación en la que Nix dormía, toda la noche me recriminé por no protegerla.

Hice una promesa de protegerla hasta de sí misma.

Su padre fue quien me hizo prometer cuidarla como garantía para su seguridad, ella vino porque me hago responsable de lo que sea que le pase, su padre es un hombre de carácter, muy protector con ella, casi sentía el cañón en mi sien cuando me miraba y no era para menos.

Había conocido a Nix hace años, nunca le pregunté nada de su familia y vaya sorpresa que me lleve al verla junto a la esposa de Gerard, Vivian —su esposa— y Nix en las nevadas montañas canadienses al verla contemplé esos ojos que me hechizaron desde el primer día, nunca podría olvidar tan hermosa mirada. El saber que era ella me hizo empecinarme más en que la dejara venir a Londres y apoyarme, al principio se negó, pero le convenía que su hija operara en la sede principal de la marca porque gracias a la fusión que hicimos tendría a Nix supervisando todas y cada una de las producciones.

Había escuchado de la famosa Diosa de Los Ángeles, heredera de un imperio igual o más grande que el mío; ese rumor me hizo traerla, su fama de ser más temida que cualquier otro me atrajo y quería saber qué tan buena era y honestamente me sorprendió su habilidad.

Todos le temen y, la respetan como quien le rinde tributo y se arrodilla ante una Diosa y no es para menos con ella.

—Buenos días, señor —su voz adormilada me sacó de mis pensamientos, lucía más pequeña con mi sudadera puesta, se ve aún más hermosa así.

—Buen día Kane —sonreí afable ofreciendo una taza de café, aceptó feliz—, ¿cómo está tu pierna?

—Mucho mejor que ayer, gracias.

Lo bebió en silencio; sus ojos se veían más grandes por la ausencia de maquillaje, sus mejillas sonrosadas por la bebida caliente; su imagen era la representación de la perfección misma, todo el que la viera cedería a lo que ella pidiera sólo por verla así.

Resiliencia [+18] ©Where stories live. Discover now