Prologo

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Los personajes de KnY no me pertenecen, todo el derecho reservado a Koyoharu Gotouge, autora de la historia.

Las imágenes que se lleguen a utilizar son propiedad de sus respectivos autores.

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- Por favor, tienes que mantenerte callado y no salir de aquí ¿Sí?

- Pero nee san...

- Hazlo por mí por favor.

- ... Si.

Mi hermanito estaba llorando, claramente se encuentra asustado y quien no, yo también lo estaba. Después de irnos a dormir escuchamos como alguien rompía la puerta y entraba a nuestra casa, lo más seguro es que sea un ladrón, pero no pienso arriesgar a mi hermanito a que le hagan daño.

Le doy un beso en su frente y cierro las puertas del armario, después cogí el cuchillo que siempre guardo en mi ropero para dirigirme a la sala, quizás tenga suerte y la persona que haya entrado ya se habrá ido.

Pensaba en esa posibilidad mientras caminaba por el pasillo porque ya no se escucha ningún ruido, ni de pasos ni de cosas rompiéndose. Cuando me asomo por la pared del pasillo que lleva a la sala, veo que todo está tirado y destruido, pero no encuentro ni veo a nadie cerca.

Suspiré, creo que en verdad la persona que invadió nuestro hogar ya se ha ido. Pero al momento de relajarme, pude sentir como alguien me tomaba de mi hombro izquierdo y me tiraba al suelo.

- ¡Ah!

Me quejé por el dolor que había sentido al ser azotada fuertemente en el suelo, pero mi dolor no terminó ahí, pude sentir como algo realmente filoso me perforaba el hombro.

- Vaya, vaya, miren que tenemos aquí.

No podía ver claramente, al ser de noche me impedía ver quien me estaba sujetando, pero con la poca luz que daba la luna y al momento en el que este sujeto se acercó un poco, me percaté de que mi atacante es un hombre bastante joven y tiene un rostro demasiado pálido.

Su cabello era dorado y sus ojos tenían una extraña combinación de colores. Había algo escrito en sus ojos, pero la oscuridad no me deja leer bien.

- ¿Qué es lo que quieres? No tenemos nada de valor aquí.

Intenté razonar con él, pero simplemente se empezó a reír dejándome ver unos afilados colmillos. Al ver eso me empecé a espantar, este sujeto no es humano.

- Niña, yo no quiero nada de valor, solo quiero comer.

- Pu-pues puedo hacerle un estofado, si gusta... ¡Ah!

Este sujeto volvió a lastimarme el hombro, al girar levemente mi cabeza para ver con que me estaba lastimando, me di cuenta de que solo me sujetaba con su mano y sus dedos eran lo que me estaba perforando el hombro.

- Veo que nunca has oído hablar de los demonios, pequeña.

- ¿Demonios?

- Así es, yo soy uno de esos seres nocturnos y nuestra dieta no es ningún estofado o algo que puedas preparar.

- ¿E-entonces, qué es? – Pregunté asustada.

- Lo que los demonios comemos, es la carne humana.

- ¿Qué?

- Y sabes cuál es la mejor, la carne de jovencitas como tú.

- N-no, espera.

Lluvia tras la sequíaWhere stories live. Discover now