Capítulo 25: Batalla final - Agua contra hielo

702 58 56
                                    

Me encontraba parada junto a Kanae en una especie de habitación con puentes y agua, este lugar parece un jardín si no fuera porque no hay nada de vegetación.

Justo por enfrente de nosotras se encontraba aquel ser que odio con toda mi alma, Douma. Este demonio solo me está observando mientras me sonríe de manera un poco infantil y estaba parado sobre el cadáver de una mujer desfigurada.

- ¡Vaya, si tú eres aquella flor que Tsutako chan protegió aquella vez! Dime ¿Cómo te ha ido?

- No tengo porque responderte a eso.

Kanae miraba de forma seria y desafiante a Douma, mientras que este seguía con esa maldita sonrisa en sus labios.

- Tsutako chan ¿Por qué tan tensa? Vamos, quita esa cara tan seria~

Yo no le respondía.

- ¿Estás enojada? ¡Ah, es verdad! Tú me trajiste un regalo de bodas y yo no te traje nada, perdón fue mi error, je je.

Incluso Douma sacó su lengua y se golpeó suavemente la cabeza.

- ¿Regalo de bodas? – Me pregunta Kanae.

- Este loco dice que quiere casarse conmigo.

Le respondí a Kanae mientras me iba separando un poco de ella. Al estar caminando, me acerqué al agua que había en esta habitación y me agaché para meter mi mano en ella.

- ¿Te gusta? Si quieres te puedes quedar con este lugar, ¡Sip! Este será mi regalo de bodas, ¿Qué te parece?

Yo seguía ignorándolo y me concentraba en el agua del lugar.

- ¡Qué feliz estoy! Deberé agradecerle a Nakime por esta gran sorpresa.

- Podrías dejar de hablar – Lo callé.

- ¿Eh? – Douma se cubrió su boca con su abanico – ¿Mi Tsutako chan me quiere decir algo?

- Sabes, tengo que admitir que desde que nos vimos en aquella noche, no he dejado de pensar en ti.

- ¡¿En serio?! ¡Eso me hace muy feliz!

Comencé a levantarme y el agua que tenía cerca comenzó a levitar por los aires, creando unas bolas de agua del tamaño de una bala de cañón.

- ¿Eh?

Douma parecía un poco sorprendido.

- No ha pasado ni un solo instante en imaginarme el cómo te elimino, ¡Maldito asesino!

- Je.

Douma me volvía a sonreír mientras yo estiraba mi brazo derecho y lo apuntaba con mi dedo índice.

- ¡Arte de sangre demoniaca! – Las bolas de agua comenzaron a girar – ¡Disparo de agua!

Douma no se movió de su lugar, solo me seguía sonriendo mientras movía sus abanicos.

- Ya te lo había dicho cariño, tus ataques no funcionan contra mí. Arte de sangre demoniaca: Jardín marchito.

Las bolas de agua se comenzaron a congelar y por el peso del ahora hielo estas comenzaron a perder velocidad y caían, pero...

- ¿Are?

Lo que Douma no contempló fue que ahora esas esferas literalmente se han convertido en balas de cañón, estrellándose muy cerca de él y destruyendo el piso de madera a su paso.

- Bueno, esto es una sorpresa, pero aun así de nada servirá este ataque, jamás me derrotaras con esto.

- ¿Y quién te dijo que quería derrotarte con esto?

Lluvia tras la sequíaWhere stories live. Discover now