Capítulo 11: El tren infinito

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Los días pasaban sin mayores problemas, durante ese tiempo ya había perfeccionado el cambiar de tamaño, por lo cual Tanjiro había venido por Nezuko para llevársela con él, pero por alguna razón ella no quería.

- N-no.

- Ara ara, creo que Nezuko chan se encariño contigo Tsutako san.

- Creo que sí.

Últimamente, Kanae nos ha visitado más seguido que antes, cuando mi hermano le preguntó si no tenía obligaciones en su finca, ella solo le respondió que estaba libre y que quería pasarla con nosotros para que no estuviéramos solos.

Tengo que admitir que es muy sospechosa la actitud de Kanae hacia mi hermano.

Quizás...

- Nezuko, vamos tenemos que ir a una misión.

- N-no.

- ¿Ya tan pronto tienes una misión Tanjiro? – Le pregunta mi hermano.

- Si, tenemos que alcanzar a Rengoku san para apoyarle en su misión.

Rengoku...

¿Qué clase de misión será para que envíen a un pilar con apoyo de cazadores? ¡¿Será que se trate de una luna demoniaca?!

- Así que por favor Nezuko – Tanjiro seguía tratando de despegar a su hermana de mí – Tenemos que darnos prisa.

- ¡N-no!

- Ara ara.

- Nezuko chan – La llamé – ¿Y si voy contigo?

- ¿Eh?

- ¿Nee san?

- ¡S-si!

Nezuko me soltó de su agarre y comenzó a dar pequeños brinquitos.

- Tsutako san, no quiero molestarla – Me dice Tanjiro.

- Tranquilo Tanjiro kun – Me puse de pie – No es ninguna molestia.

- Pero nee san, ¿Por qué decidiste ir? – Me pregunta mi hermano.

- Si envían a un pilar y a varios cazadores de gran nivel, es posible que se trate de una luna demoniaca ¿No?

- Puede ser – Me responde Kanae.

- Aun así – Me dice mi hermano – Si Oyakata sama no lo autoriza no podremos ir.

- ¿Podremos? – Se pregunta Tanjiro – Tomioka san ¿También vendrás?

Por alguna razón, la voz de Tanjiro se escuchaba como encantado de que Giyuu lo acompañe.

- A dónde vaya nee san, también iré – Responde Giyuu.

- Además – Agregue – Puede haber pistas de esa luna superior en ese lugar.

- Bien, iré a hablar con Oyakata sama – Giyuu se levanta, pero...

- Yo iré Giyuu san, ustedes acompañen a Kamado kun a su misión.

Kanae también se pone de pie y nos ofreció ir con el patrón para pedir el permiso.

- ¿Segura? – Pregunta mi hermano.

- Si – Kanae comenzó a retirarse – Como te había dicho, yo también quiero ayudarte, no estás solo Giyuu san.

Kanae se detuvo para mirarlo a los ojos mientras le decía que no estaba solo, mi hermano solo le devolvía la mirada.

Lluvia tras la sequíaWhere stories live. Discover now