8 | El Padrote de Niñera

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Olivia

"Justo a tiempo, como lo prometí," Nico anuncia con orgullo.

Estaciona el auto enfrente de la casa donde voy a hacer de niñera y luego mira hacia su reloj.

"En realidad, con diez minutos de sobra. Tu sentido de tiempo está totalmente equivocado," dice, sonriendo como si acabara de ganar algo.

Bueno, había estado preocupada que llegaríamos tarde, pero aparentemente se llega a lugares mucho más rápido al manejar en vez de usar transporte público. Además, Nico maneja bastante rápido.

Miro hacia la casa donde voy a entrar en unos minutos y suspiro. Por primera vez, no estoy deseando hacer esto para nada. Tuve un día tan divertido con Nico hoy, no quería que se acabara.

"Gracias por hoy, Nico. Y anoche. La pasé muy bien."

"Sí, yo también. Gracias por aguantarme."

¿Aguantarlo?

No solo me llevó a un buen restaurante, también terminó comprándome una sudadera en la tienda de Adidas cuando lo acompañé a conseguir unas nuevas espinilleras. Sólo había estado mirando por la tienda viendo todas las cosas que tenían ahí adentro, cuando se me acercó por detrás y me dijo que me la probara. Después de decir que se me veía bien y pasó su "prueba de abrazo", insistió en comprármela. Cuando le dije que no era necesario, dijo que sí era porque tenía frío y era su culpa que no tenía un abrigo.

Después de eso fui con él a una tienda de regalos en un hospital. Explicó que era el lugar donde Adrián le había comprado a Sofía el oso de peluche cuando le hicieron una endoscopia. Supongo que Nico se sintió mal después de la llamada de anoche y decidió ayudarlo. Sorprendentemente, encontró exactamente el mismo, y tengo que admitir que era muy lindo. Tenía un listón alrededor del cuello y un corazón rojo en una de sus patas. Casi me atraganto cuando Nico me preguntó casualmente si quería uno también. Le dije respetuosamente que no, pero me quedé aturdida hasta que fuimos a una tienda de FedEx para mandarlo a Washington.

"¿Quieres que te recoja después?" Nico me pregunta.

Este chico es realmente increíble. "No te preocupes, Nico. Normalmente me dan extra para tomar un taxi a mi casa."

"Pero podrías estar guardando ese dinero," él señala.

"Está bien, en verdad. Pero gracias."

"Bueno. Si quieres meterme a escondidas después, estoy dispuesto a eso también," dice sonriendo.

"¡Nico! ¿Estás loco? No te voy a meter a escondidas."

"¿Qué? ¿No es eso lo que hacen las niñeras?" se ríe.

"Tal vez en películas de los ochenta," me uno a su risa. "Pero esto es serio. Es mucha responsabilidad cuidar a niños de otras personas."

"Está bien. Dame tu teléfono entonces," dice, extendiendo la mano.

Le entrego mi teléfono y teclea lo que asumo es su número de teléfono. Lo confirmo cuando escucho su celular vibrar en el portavasos. Lo recoge y agrega mi número como un contacto nuevo.

"¿Cómo te apellidas, por cierto?" me pregunta con curiosidad.

"Paz."

Él sonríe al guardarlo en su teléfono. "Llámame si cambias de opinión," dice, regresándome mi teléfono y guiñándome el ojo.

Sacudo la cabeza, sonriendo al mismo tiempo. "Adiós, Nico," digo, inclinándome para darle un beso en la mejilla. "Y gracias de nuevo."

"Cuando quieras," murmura mientras me salgo del auto.

Amando A OliviaWhere stories live. Discover now