Epílogo

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Nico

Esto se está empezando a sentir incómodo. Miro alrededor de la sala y nadie está interactuando. Adrián y Sofía están de un lado, y Andrés y Ana del otro, mientras que Olivia y yo estamos en medio de ellos en la tierra de nadie.

"Creo que iré por más tragos," Olivia dice nerviosamente.

Antes que pueda responder, ella se está yendo de la sala de juegos y subiendo hacia arriba. Sofía está por seguirla, pero la paro. Necesito hacerme cargo yo mismo.

Espero hasta que ya no puedo escuchar los pasos de Olivia y volteo para enfrentar al grupo. "Bueno, escúchenme gente. Me importa un bledo si esto suena raro para ustedes. Es el maldito cumpleaños de Olivia. Así que empiecen a actuar para celebrarlo."

Todos parecen absolutamente perdidos, como si no supieran qué hacer con ellos mismos. "Empiecen un juego de billar o algo así. Lo que sea. Estoy contando contigo, Andrés," digo señalando hacia él.

"Está bien. Sólo dile a Adrián que pare de darme una mirada asesina cada cinco segundos," él responde.

"Dile a Andrés que más le vale mantenerse alejado de Sofía," Adrián replica.

"Chicos, vamos. No tengo tiempo para esto. Supérenlo o se pueden largar," digo enojado.

Resoplo y me dirijo hacia arriba. Realmente espero que Olivia no esté desanimada. Es lo último que quiero en su cumpleaños.

La encuentro en la cocina, mirando afuera hacia la terraza, viéndose tan bella como la primera vez que la vi. Trae puesto ese vestido blanco que me mata y me pone de rodillas. Envuelvo mis brazos alrededor de ella, abrazándola por detrás. Ella se sujeta de mis brazos y descansa su cabeza contra mi pecho.

"¿Esto fue una idea terrible, o no?" ella dice.

"Hemos tenido mejores," respondo, y ella se ríe entre dientes.

"¿Una chica puede soñar, cierto?"

La giro hacia mí y miro dentro de sus ojos. Su determinación siempre ha sido una de las cosas que más amo sobre ella. Nunca debería renunciar a ella.

"Sólo dales tiempo, bebé. La última vez que se vieron, las cosas eran muy diferentes. Prácticamente éramos enemigos mortales. Pero ellos cambiarán de opinión, justo como nosotros hicimos."

Ella asiente con la cabeza pero no se ve muy convencida. "Supongo que debería buscar unos tragos para llevar abajo," ella dice, caminando hacia la despensa.

"No, espera." La paro antes que llegue muy lejos. Ella hace un puchero con los labios, así que naturalmente no puedo resistir y la levanto sobre la barra de la cocina para que pueda tener toda su atención. "Tengo algo para ti," le digo, parándome entre sus piernas.

Iba a esperarme hasta la noche cuando estuviéramos solos los dos, pero ahora es un buen momento como nunca. Alcanzo dentro de mi bolsillo y coloco la caja azul pequeña sobre su pierna. "Feliz cumpleaños, gatinha."

"Ay, Nico. Gracias," ella dice, tirando sus brazos alrededor de mi cuello.

"Ni siquiera sabes lo que es todavía," me río. "Ábrelo."

Ella me suelta para abrir la caja y suspira de inmediato. "Dios, son hermosos," dice, mirando a los aretes de diamantes que le compré.

Me tomó una eternidad escogerlos en la tienda porque sabía que ella no iba a querer nada muy llamativo, así que elegí unos aretes simples que pensé que le gustarían y podría usar con más frecuencia. También tengo que admitir que me tomó tanto tiempo porque mis ojos parecían seguir desviándose hacia otra cierta sección de la tienda.

Amando A OliviaWhere stories live. Discover now