28 | No te Puedo Perder

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Nico

La puerta de Olivia se cierra con llave, y este temor instantáneo se apodera de mí. Nunca me ha rechazado así antes, ni siquiera en sus peores días después de que su papá se murió.

Como una palomilla atraída a una flama, empiezo a caminar hacia su habitación. Necesita dejarme entrar. Le rogaré si lo tengo que hacer.

De repente siento que jalan mi brazo, recordándome que esa puerta no es mi única barrera para llegar a ella. Trato de liberarme pero él me tiene bien agarrado, especialmente porque ya alcanzó a sujetar mi brazo detrás de mi espalda. "Ruiz, suéltame si sabes lo que es bueno para ti."

Aprieta su agarre en mí y me empuja contra la pared. Lucho contra él y logro darle un codazo en el estómago con mi brazo libre. Justo cuando pienso que tengo la delantera, me tira a sus pies y me detiene en una posición de llave contra el piso. Maldita sea, es mucho más fuerte de lo que recuerdo.

"No voy a pelear, Nico. Cálmate."

No dejo de notar que es la primera vez que me llama por mi primer nombre, y me toma unos minutos entender su impacto.

"La vas a asustar. ¿Eso es lo que quieres?" pregunta cuando no contesto.

Sacudo la cabeza ya que todavía me estoy recuperando de todo el aire que se ha salido de mis pulmones y el último pedazo de hombre que pensé que me quedaba.

"Bien. Ahora vete como te dije," dice, soltándome.

Me levanto lentamente, tragándome mi dignidad, pensando que este día no se podría empeorar. De la manera que lo veo, aunque trate de luchar mi camino a la puerta, pierdo. Pierdo porque esto es precisamente lo que Olivia quería evitar. Pierdo porque estoy perdiendo la cabeza ahora mismo.

"No la puedo perder," susurro bajo mi aliento.

Me salgo del apartamento, haciendo mi mejor esfuerzo de no azotar la puerta de salida. Estoy esperando el elevador cuando la puerta se abre y se cierra detrás de mí.

"Nico, espera un minuto."

"No tengo nada que decirte, Andrés," digo sin voltear.

"Sé que no me quieres escuchar. Yo tampoco quisiera escucharte, pero te estoy tratando de ayudar. Olivia te ama, hombre. Realmente te ama. Con lo mucho que lo odio admitir, tú eres bueno para ella. Y sé que la amas también. No sé si alguna vez amaste a Ana, pero nunca voy a disculparme por eso porque de seguro nunca la miraste de la misma manera que miras a Olivia. Así que no jodas esto."

Asiento con la cabeza en reconocimiento antes de meterme al elevador. Sé que probablemente debería sentir algún tipo de redención que finalmente conseguí su aprobación, pero no la siento. No significará nada si se va. No importará si me deja.

Mi teléfono suena en mi bolsillo justo al llegar a mi auto. Mi corazón salta en mi pecho, pensando que es Olivia, pero cuando lo reviso es un mensaje de Candy Crush de una chica que ni siquiera conozco.

¡Jódete, Candy Crush!

Nunca he jugado ese juego estúpido en mi vida. Tiro mi teléfono con furia contra el pavimento y no siento ninguna satisfacción al verlo destrozado en el piso.

No me molesto en recoger lo que queda de el. Es inútil. Resoplo al meterme en el auto y manejo por lo que parecen horas. No sé a dónde estoy yendo. Sólo sigo volteando a la izquierda o la derecha, y siempre me dirijo a otra calle. Desearía que Olivia estuviera aquí para decirme dónde ir, justo como hacía con su papá de pequeña.

Pienso en Olivia. Pienso en lo curiosa que estaba cuando le preguntó a Sofía cómo era estudiar en los Estados Unidos. Podía ver la tristeza en sus ojos cuando nos dijo que no quiso ir, aunque no lo quería admitir. ¿Cómo le puedo pedir que se quede después de eso? Nunca me lo perdonaría.

Amando A OliviaWhere stories live. Discover now