21 | Viernes que Entra

29.6K 2.6K 299
                                    

Olivia

Me gustaría decir que después de la plática animadora con Nico me curé por arte de magia y todo regresó a la normalidad. Pero la vida no funciona así. No lo tomes a mal, sí me ayudó en muchas formas, pero no puedo negar que sigo en un bajón. Un bajón del que no puedo salir.

Me estoy volviendo loca. Ya no quiero estar así. Me quiero despertar y sentirme emocionada del día que va a venir, pero todo se siente sin sentido. Se está volviendo una lucha y me odio por ello. Odio mi estado de ánimo amargo interminable y mi apatía por todo. Me estoy poniendo tan irritada conmigo misma que me quiero dar una bofetada.

Me sigo diciendo que lo tome un día a la vez. Si sigo ritmo, eventualmente va a parar y me sentiré normal otra vez. Despertar, ir a la universidad, ir al trabajo, poner buena cara, repetir. Pero con cada día que pasa, no parece estar a la vista.

Lo que más me da miedo es perder a Nico en esta batalla. Odio a lo que lo estoy sometiendo. Aunque nunca haya dicho nada o se haya quejado, estoy poniendo una carga indeseable sobre sus hombros. Siento que no es justo para él, especialmente porque nuestra relación es tan nueva.

Se supone que este debería ser un tiempo donde todo es nuevo y emocionante. Donde nuestra preocupación más grande debería ser decidir qué película nueva vamos a ver y qué tan lejos vamos a llevar las cosas entre las sábanas. En cambio todo eso se ha olvidado y ha sido reemplazado por mi estado depresivo.

Dicen que los cumpleaños y el Día de San Valentín pueden matar relaciones cuando recién estás empezando a salir. Trata de agregar la muerte de un padre. Nadie quisiera ser parte de eso.

Odio admitirlo, pero algunas veces me pregunto si lo debería dejar ir. No se merece esto. Pero luego la parte egoísta de mí recuerda lo bien que se siente estar en sus brazos y cómo me rompería si no tuviera eso. Me rompería por completo.

Pestañeo y los números rojos escritos en mi examen de Desarrollo Humano aparecen dentro de enfoque.

Treinta y siete.

Están tentándome, recordándome lo inútil que me he convertido. Nunca en mi vida he reprobado un examen, mucho menos tan terriblemente. Al principio pensé que tal vez podría ser de una escala de cincuenta y tragarme el resultado promedio, pero ahora desearía tener tanta suerte. Es treinta y siete de cien. Y arde como el infierno.

Sacudo la cabeza y miro hacia el reloj del salón, dándome cuenta que he desperdiciado veinte minutos de la clase perdida en mis pensamientos negativos. Es increíble como una calificación de un examen puede tener un impacto tan inmediato y fuerte, que resulta en una caída de autodesprecio y miedos irracionales.

Meto mi examen dentro de mi bolsa, queriendo romperlo en un millón de pedazos. Imagino lo bien que eso se sentiría, pero luego recuerdo que tendré que estudiar mis errores y posiblemente rogarle al profesor por una repetición. Me pregunto si es demasiado tarde para dar esta clase de baja, pero tal vez sea mi mejor opción en este momento y cortar mis pérdidas.

Noto a Gael mirándome de reojo del asiento junto a mí, pero no puedo llegar a mirarlo. No sé por qué. Es como si estuviera avergonzada o algo así. Ya me ha estado ayudando tanto compartiendo todas sus notas y estudiando conmigo, pero aun con eso todavía no consigo poner mi vida en orden.

Me salgo del salón sintiéndome completamente destrozada, rezando para que este día se acabe. Ya es un día perdido. No importa lo que pase, no podré superarlo. Tal vez mañana sea mejor.

Nico me encuentra en el pasillo y pongo buena cara. No lo quiero molestar con esto encima de todo lo demás.

Veo la preocupación en sus ojos al mirarme, pero por suerte no lo comenta. Desliza su mano dentro de la mía. "¿Caminas conmigo?"

Amando A OliviaWhere stories live. Discover now