20 | En la Banca

27.1K 2.3K 73
                                    

Nico

Uno de los peores sentimientos del mundo es ver a alguien que quieres lastimado y no poder hacer una maldita cosa sobre ello. Me pasó con Adrián cuando sus papás se murieron, y me está pasando ahora con Olivia. Pensarías que al menos tendría algo de experiencia porque ya pasé por ello con Adrián, pero esta vez se siente peor. No sé porqué, pero se siente así.

Es tan difícil cuando ves a la persona que amas desmoronarse frente a ti. Cuando ya no ves la luz en sus ojos o su interés en el mundo. Cuando le falta el sentimiento y las cosas paran de importarle. Cuando la ves desvanecerse.

Es viernes y se supone que es nuestro día. Pero Olivia está demasiado adormecida para notarlo. No la culpo por ello. No puedo empezar a comprender por lo que está pasando o cómo se sentiría. Sólo pensé que a lo mejor porque era viernes, la podía hacer sentir mejor. Pero no puedo.

Le pregunto que quiere hacer y se encoge de hombros. No le importa. Le pregunto si quiere cocinar algo juntos para cenar pensando que tal vez disfrute de ello, pero frunce el ceño y dice que no tiene ganas. Lo odio porque hace dos semanas ella me hubiera sonreído y felizmente cocinado algo increíble que nunca había escuchado. Lo odio porque no sé cómo regresarla a eso. Lo odio porque no sé qué hacer.

Termino pidiendo comida de un restaurante que sé que le gusta. Sólo han sido dos semanas, pero ya puedo notar que ella ha perdido peso y necesita comer más. No me gusta fastidiarla sobre ello pero es una de mis preocupaciones más grandes y si nada más, tengo que asegurarme que se mantenga saludable.

Miramos una película después en cama, pero creo que ninguno de los dos realmente la miramos. Ella porque sé que está pensando en su papá, y yo porque estoy pensando en ella. A la mitad de la película ella se voltea hacia mi pecho, descansando su mano sobre mí. Si hay algo por lo que estoy agradecido que no ha cambiado, es esto. Ella todavía es cariñosa conmigo. Estaba tan preocupado que no iba a querer que me acercara a ella, pero afortunadamente no ha sido el caso.

Rozo mis dedos por su cabello y bajo su espalda mientras la sostengo en mi brazos. En unos minutos su respiración se nivela y se queda dormida. Me impresiona cada vez. Supongo que esa parte tampoco ha cambiado.

Apago la película y me uno a ella. Dormir no me viene tan fácil, pero eventualmente cedo a ello.

Me despierto con un sobresalto, y lo primero que noto es que Olivia no está en la cama conmigo. Oigo el inodoro tirar, y me volteo para encontrar que la puerta del baño está abierta.

No me importa, pero lo encuentro extraño. Nunca ha dejado la puerta abierta antes, y no pensé que estábamos ahí todavía. Pero luego escucho otro sonido, y salgo disparado de la cama y directo al baño.

La encuentro arrodillada enfrente del inodoro viéndose cada centímetro miserable. Una de sus manos está sujetando su cabello hacia atrás, mientras la otra está sosteniendo su cabeza con su codo contra el asiento.

Me arrodillo junto a ella y sostengo su cabello. Enseguida me doy cuenta que no llegó a tiempo al inodoro, y no es una bonita vista. Ni siquiera tengo tiempo de pensar en ello porque empieza a llorar.

No es el tipo de lágrimas solitarias que he estado limpiando de sus mejillas estas últimas dos semanas, sino el tipo real. El tipo que debería estar llorando.

La traigo hacia mí y al principio resiste. Sé que está pensando sobre el vómito en su cabello, pero no me podría importar menos. Tan pronto como envuelvo mis brazos alrededor de ella, se deja llevar y solloza sobre mi pecho.

No puedo explicar lo que verla llorar me hace, excepto que se siente como si alguien estuviera martillando cada uno de mis dedos y rompiendo todos mis huesos.

Amando A OliviaWhere stories live. Discover now