Capítulo 31

17.5K 4.1K 1.5K
                                    

RUBY

—Ruby, tranquila —exclamó el falso Scott, y la miró directo a los ojos—. Eres más fuerte de lo que piensas. Solo tienes que creer en algo más por un momento. 

De nuevo le sucedió algo raro, como cuando habían estado esperando al desconocido y luego él la tocó. Sintió como un calor muy ligero que la recorrió hasta estallar como una bomba sedante. Y no supo qué la impulsó, pero asintió, porque después de todo ya había aceptado el plan. Ahora solo quedaba esperar indicaciones, ya que el falso Scott se mostraba seguro de saber lo que hacía.

De inmediato, él soltó sus hombros y entonces le ofreció su brazo en un gesto caballeroso para que caminarán juntos. Ruby tragó saliva. Ese brazo idéntico al de Scott que tantas veces había tocado y que él jamás le había ofrecido de esa forma…

Se enganchó a él, medio temblando, y ambos avanzaron en dirección a las puertas del banco.

Mientras, Ruby se sintió caminando sobre algo que no era suelo. Como flotando sobre la superficie de la incertidumbre, el temor y la extraña calma que le había infundado. Entraron. El falso Scott tenía bajo control toda la situación. Se dirigió con ella hasta una de las ventanillas de atención al público. La mujer que atendía les sonrió, y él le devolvió el gesto con la usual maliciosa coquetería de Scott. Durante unos minutos todo fue bastante bien, las preguntas eran sobre sus datos personales, pero de pronto:

—¿Todo el dinero? —preguntó la mujer, mirándolos con curiosidad por encima de las gafas que usaba.

Los nervios que invadieron a Ruby la paralizaron. Pensó que el falso Scott estaba cometiendo un error y su paranoia la llevó a considerar los peores escenarios, como que descubrieran que ese era un impostor y ella su cómplice…

—Mi novia y yo nos vamos de viaje —respondió Scott, y miró a Ruby tomando su mano dulcemente.

La mujer alzó las cejas con curiosidad.

—Oh, ¿de verdad? ¿a dónde?

—Pasaremos unas semanas en una isla del mar Caribe —dijo él, animado—. Ella ha estado muy estresada últimamente y siento que necesita despejarse.

—¿Desde cuándo están juntos? —siguió la mujer, curiosa. Algo que sorprendió a Ruby fue que la respuesta de él fue muy rápida, sin pensarlo:

—Desde hace tres años.

Y algo que la sorprendió por sobremanera fue que ese cálculo era exactamente el tiempo que ellos dos llevaban juntos. 

—Un viaje a una playa desierta suena bastante romántico —sonrió la mujer, totalmente convencida. 

—Lo será —asintió él—. Y tengo muchas sorpresas preparadas.

—Se nota que la amas.

Entonces, el falso Scott giró la cabeza hacia Ruby y le dedicó una mirada que la impactó muchísimo.

—La amo. Haría lo que sea por ella.

Aquello la dejó en shock.

Tras unas firmas, Ruby vio asombrada cómo él logró retirar en efectivo todo el dinero que Scott tenía guardado en su cuenta bancaria, ese que les había ocultado. Dejó la cuenta con un saldo de 0.11. Sería un golpe potente, ¿qué adoraba Scott más que nada? El dinero. Su dinero. Si dejaba de tenerlo, las posibilidades de que se volviera loco eran altas. ¿Eso era parte del plan?

Terminado todo el proceso, Ruby se fijó en que él le entregó a la mujer una tarjeta que tenía símbolos extraños. Ni la mujer ni ella entendieron por qué. Luego salieron del banco. El falso Scott sostenía el maletín en la mano izquierda y sujetaba la suya con la derecha. “¿Es que nadie se dio cuenta de nada?” se preguntó Ruby para sí. Intentó seguir caminando por precaución, pero por un momento sus piernas se sintieron tambalear, estaba demasiado débil y tuvo que detenerse.

El misterio de Dylan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora