Capítulo 35

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DYLAN

Dylan se encontraba sentado en el sofá, calmado.

Sabía lo que estaba a punto de suceder, pero eso no lo ponía nervioso en absoluto porque todo iba saliendo de acuerdo a su plan inicial.

Aunque los últimos meses habían sido realmente duros, ahora su misión estaba acabando. Debía admitir que Scott había sido un objetivo difícil y las gemelas también. Deshacer dinámicas tóxicas que estaban tan arraigadas en un grupo, un "amor" tan posesivo como el que tenía Ruby por Scott, algo tan intenso como esa relación... le había costado, sí. Pero ya estaba lo suficientemente resquebrajado como para dar el golpe que lo rompería todo en pedazos.

También debía admitir que no solo había sido complicado por Scott.

Había sido complicado por Lisa.

Y las cosas que había empezado a sentir...

Las cosas que se suponía que ningún Celestial sentía...

Aún no entendía del todo por qué entonces él había desarrollado sentimientos. ¿Era especial? ¿Era diferente? ¿O era un error de Celestial?

Dylan miró su celular por un momento. Había decidido no contestarle las llamadas porque sabía que si volvía a escuchar su voz preguntándole cosas, dudaría, y un Celestial jamás dudaba.

Aunque no hubo más tiempo para preocuparse porque la puerta de su apartamento se abrió bruscamente y nada más ni nada menos que Scott entró, furioso.

Su repentina y violenta entrada no generó nada en Dylan. Ni siquiera se dio vuelta para mirarlo, porque él lo había estado esperando. Cada paso que alguno de ellos había dado, él ya lo había anticipado.

—Sé que fuiste al banco y no sé cómo, pero te hiciste pasar por mí —soltó Scott sin rodeos. Dylan ni siquiera necesitó ver su expresión, porque en su voz se oía la rabia—. ¿En dónde está mi dinero?

También se olía ebrio.

Dylan solo miró su celular que seguía en su mano. Empezó a escribir algo. Necesitaba mandar unos mensajes antes.

Ante la indiferencia, Scott le gritó:

—¡¿Es que ahora también te haces el sordo?! ¡Quiero mi dinero ya!

Dylan no reaccionó ante sus gritos. Scott insistió:

—¡No sé qué maldito plan hiciste con Ruby pero tú lo tienes!

Dylan tecleó las últimas palabras del mensaje...

Escuchó los pasos de Scott acercarse a él por detrás y presionó enviar justo cuando la boca fría de un arma tocó sus sienes.

Scott le estaba apuntando. Firme. Sin temblores.

—No sé de dónde saliste ni cómo es que lograste joderlo todo, pero ya estoy harto de tus misterios y tus burlas —lo amenazó, muy serio—. Dime en dónde está mi dinero o te vuelo los sesos aquí.

A pesar de lo sombrío y decidido que sonó eso, Dylan solo bloqueó el teléfono y lo guardó en su bolsillo. Le respondió desinteresado:

—No sé de qué dinero hablas.

Scott frunció el ceño, incrédulo. Le acercó el arma para generarle miedo.

—¿Vas a mentirme? ¿Entiendes que esta es un arma de verdad o también te la vas a dar de confiado y relajado en este momento?

Pero el rostro de Dylan no expresaba ni miedo ni preocupación ni enojo porque protestar o resistirse no estaba en sus planes.

Por eso no respondió.

El misterio de Dylan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora