Capítulo 3

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RUBY

—Alguien murió allí.

Lo reveló Nitty, porque Ruby y Lisa se habían quedado calladas ante la pregunta.

A pesar de que por la mente de Ruby pasaron muchas respuestas ya que ella sí sabía lo que había sucedido, ninguna logró salir de su boca por más que quiso soltarla. Fue como si se bloqueara por completo: mente en blanco, pronunciación imposible, cuerdas vocales cerradas.

Dylan asintió lentamente al enterarse del asunto. Esa sonrisa divertida y ladina se le redujo a una línea, un tanto seria.

—¿Un asesinato? —preguntó también.

—Un suicidio —aclaró Lisa esa vez.

Ruby experimentó un pequeño escalofrío que le hizo sentir desubicada y le despertó una necesidad urgente de irse de allí. Trató de pensar en cómo hacerlo, pero las cosas se habían atropellado en su mente. Respiró hondo. Hubo un silencio tenso; duró un instante, pero para Ruby fueron mil años.

—Bueno, cambiando de tema, a ver si nos alegramos un poco... —suspiró Dylan, rompiendo el silencio. Formó de nuevo la sonrisa enigmática pero encantadora y lo lanzó directo—: Lisa, ¿cuándo podré fotografiarte?

Lisa recuperó la postura con imperceptible dificultad y sonrió con elegancia, pero ante los ojos de Ruby, ella aún debía de estar incómoda por dentro.

La conocía. Sabía que habían pensado y sentido lo mismo, aunque eso no disminuyó la punzada de molestia que le había dejado el hecho de que sacara planes de ducha con un tipo del cual solo sabían el nombre.

—Si me das tu número puedo avisarte cuándo estaré disponible —le dijo Lisa a Dylan, rozando la línea entre lo amigable y el coqueteo.

Dylan se colgó la cámara fotográfica del cuello y se acercó a Lisa. Ruby captó cada movimiento con ojo cauteloso: desde cómo sacó su móvil del bolsillo de su pantalón hasta cómo se detuvo junto a su hermana para que ambos compartieran vista de sus pantallas mientras se compartían los números telefónicos.

Se notaba una chispa entre ellos, Ruby no lo pudo negar, y eso mismo le obligó a intervenir con lo primero que se le ocurrió.

—Debemos volver ya —le comentó Ruby a Lisa, y trató de sonar lo más normal posible—. Tenemos muchas cosas que hacer hoy, ¿recuerdas?

Se afincó en las últimas palabras para que su hermana comprendiera que era importante irse, sobre todo porque el tema del apartamento abría caminos por los que bajo ninguna circunstancia debían avanzar; pero durante unos segundos Lisa la miró con confusión, como si no entendiera por qué le decía aquello.

—Nos esperan —insistió Ruby.

La verdad era que no les esperaba nadie, pero era la vía más rápida a una huida.

Finalmente y de milagro, Lisa asintió. Luego giró la cabeza y le dedicó a Dylan su mejor y más peligrosa sonrisa. Todo en ella gritaba: "me gustas y voy por ti"; pero él parecía demasiado sumido en la cortesía como para entenderlo de ese modo.

—Te escribiré —le prometió Lisa.

Desde su lugar, Nitty alzó la mano con afabilidad para despedirse de las gemelas. Ruby tuvo la impresión de que lo que ella pensó en ese instante también pasó por la mente de Lisa de una forma conectada, porque ambas le devolvieron el gesto al mismo tiempo con una falsa amabilidad. En el fondo, en verdad no les agradaba esa chica.

Sin más, ambas empezaron a recorrer el mismo trayecto por el que habían llegado para regresar al edificio. Hubo un par de segundos de entero silencio mientras dejaban a Dylan atrás, pero como a Ruby ya le estaba dando demasiadas vueltas ese pensamiento, no pudo evitar soltarlo:

El misterio de Dylan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora