Capítulo 13

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RUBY

Los inquilinos de los edificios de Knickweg llenaban las zonas del patio esa noche. Había música que salía de unos amplificadores instalados, mucho alcohol sobre una mesa, grupos, anécdotas contadas entre risas, un ambiente igual al de aquel día que Dylan había aparecido.

Día que ya Ruby odiaba.

Estaba parada junto a una mesa, sola, bebiendo de su vaso con inquieta necesidad, y no estaba disfrutando de la fiesta como hacía siempre. Solo pensaba con amargura en que si Dylan no hubiese alquilado el apartamento maldito ella no habría entrado allí y no habría visto lo que vio, y justo ahora no estaría cuestionándose su cordura.

Ya sabía que nada había sido real en lo absoluto, ni lo que vió en el espejo ni lo de la foto. Lo sabía porque Scott había visto algo distinto y al final ella también. Recordar eso la tenía sumida en nervios, dudas y respuestas que ella misma se daba para tratar de calmarse, aunque de todas formas siempre llegaba a un solo punto, y cada vez que lo admitía mentalmente el estómago se le revolvía de miedo: había confundido la realidad.

Lo peor, no podía hablarlo con un ridículo psicólogo porque podía llegar a descubrir lo que había desencadenado todo. Tampoco podía hablarlo con Scott ya que él no le había creído por obvias razones. Decírselo a Lisa ni siquiera era una opción porque había cosas que ella no sabía sobre aquella noche. Aunque tampoco era que quería contar nada. Lo que menos esperaba era que la vieran y la trataran como a una loca.

Justo como se sentía ahora.

¿Entonces qué? ¿Qué necesitaba? Porque necesitaba algo. Antes no se había sentido mal por nada, pero ahora parecía estar en constante alerta, bailando sobre un suelo de pánico. Esperaba ser descubierta y eso al mismo tiempo la asustaba. No entendía nada. No entendía de dónde había salido esa cobardía, por qué tan de pronto.

Tal vez en verdad tenía algún tipo de estrés por lo de la última vez...

Tal vez necesitaba medicamentos para calmarse, para no confundir la realidad...

O tal vez todo se arreglaría cuando Scott sacara del camino a Dylan, ya que, todo había empezado con él al llegar a sus vidas, ¿no? Sí, eso era. Se preguntó entonces cómo Scott lo haría. ¿Cómo apartaría a Dylan? ¿Ya tendría un plan? Las ideas de Scott solían ser... peligrosas. Ojalá esa no lo fuera, ojalá lo solucionara rápido.

De repente, alguien llegó por detrás de ella, le enganchó una mano al brazo e interrumpió sus pensamientos. Sintió que un cuerpo masculino y bien formado se le pegó a la espalda y la retuvo con mucha discreción. Como la mente de Ruby trabajaba caóticamente ella se sobresaltó de tal manera que el líquido de su vaso salpicó su camisa.

A Ruby se le salió el alma —Acabo de ver a Keanu en el vestíbulo del edificio besándose con Nitty —le susurró alguien contra la oreja.

A Ruby le volvió el alma al cuerpo al confirmar que era Scott. Se dio vuelta y lo miró con el entrecejo hundido en indiferencia.

—¿Y qué?

Él la observó como si fuera tonta y no tuviera paciencia para sus tonterías.

—¿Y qué? —le repitió, incrédulamente enfadado, y para decir lo siguiente con confidencialidad, dio un pequeño paso adelante y bajó la voz—: Si a ese estúpido le empiezan a temblar las piernas por esa chica, la novia virtual se irá al carajo y no podremos sacarle nada. ¿Entiendes o todavía no?

Claro, Aria. Con tantas cosas en la ya inestable cabeza de Ruby, la mentira de la novia virtual había sido una pequeñez que se le había olvidado. Pero sí era importante. Seguía siendo importante porque lo que la cantidad que le había pedido a Keanu era solo el principio.

El misterio de Dylan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora