Escenas extras - Los padrinos

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Estaba a punto de entrar al departamento con el teléfono entre mi oreja y hombro mientras abría la puerta. Valentina acababa de colgar dejándome con la expresión de sorpresa que ahora llevaba. Di un paso dentro de la habitación principal y el olor a orégano me recibió. ¡Gracias a todos los cielos y angelitos en pañales! Estaba muerta de hambre, la clase había durado una hora más de lo normal por lo que cuando salí de ella era pasado medio día, lo único que había ingerido en el día había sido una taza de café y la galleta que engullí camino a la universidad. Max solo tenía una clase en la mañana por lo que salió temprano, motivo que me había inducido a desear y casi rezar que mi novio hubiese hecho el almuerzo. No es que él no cocinara u opinara que eso era trabajo de mujeres, el problema era que él prefería que yo cocinara hasta el extremo de aguantar hambre para probar mi "exquisita comida", palabras de él, no mías. Estaba segura que todo el asunto estaba en el hecho de que duraba una eternidad y requería una gama y variedad increíble de ingredientes para poder cocinar.

Deje mis cosas en el mueble y me dirigí a la cocina fuente de aquel agradable olor del paraíso. Max estaba descalzo y en bóxer, mi primer pensamiento aunque suene estúpido fue regañar a Max porque estaba descalzo, luego me golpee mentalmente porque Max estaba únicamente en un bóxer negro, cocinando, y yo pensando en sus pies descalzos. Estaba batiendo algo en una olla y supuse que estaba haciendo pasta, su salsa para acompañarla era algo más que deliciosa.

- Cariño ya llegaste - grito Max. No se había dado cuenta aun que estaba tras él.

- Cielo hace rato que estoy apreciando la vista - dije con coquetería. Max me observo por encima del hombro sonriendo y regreso su atención a lo que cocinaba.

- Ven aquí para que yo la aprecie también.

Me acerque a su lado y pase el brazo alrededor de su espala baja acariciando su costado y parte de su abdomen, bese su hombro derecho antes de que el atrapara mis labios con los suyos en un tierno beso. Mis sospechas fueron ciertas, Max estaba cocinando pasta y su salsa especial.

- ¿Puedo saber por qué estas cocinando... en boxer? - pregunte recostando la cabeza en su hombro -. No me quejo, solo estoy curiosa.

- Estaba durmiendo - explico -. Me desperté con hambre y decidí esperarte. Cuando note que era tarde decidí hacer yo el almuerzo porque supuse que llegarías con hambre, esta mañana no comiste prácticamente nada y tuviste clase la mayor parte del día.

- Por eso es que te amo - confesé sonriendo.

- ¿Porque te hago comida? - pregunto extrañado.

- No, porque eres considerado conmigo y estas pendiente de mí.

- Entonces... ¿Tienes hambre?

- ¡MUCHA! - exclame exageradamente -. ¿Adivina quién acaba de llamarme para darme la noticia más extraña?

- Supongo que Valentina - dijo sonriendo tensamente -. A mí también me llamaron para darme la noticia.

- ¡¿Que?! - pregunte alarmada alejándome de él -. No me digas que tú también piensas que debe hacerlo.

- Aria, lo que quiero decir es que a mí también me llamaron para lo mismo - dijo mirándome seriamente -. Ester me llamo y me pidió que fuera el padrino de Ender.

- ¿Cómo es siquiera posible que Eric el ex novio de mi mejor amiga la llamara para pedirle que fuera la madrina de su hijo, del mismo modo que Ester tu ex novia un poco tocada de la cabeza te llamara para pedirte lo mismo? - pregunte horrorizada -. ¿Cómo es que ustedes están pensando aceptar? ¿Cómo es que esto está pasando?

- Bueno... Lo pidió amablemente - argumento Max a modo de respuesta.

- ¡Max! - me queje empujándolo por el pecho -. Esto no es correcto por diferentes razones, una de ellas, la más obvia debo agregar, es que ella es tu loca ex novia que una vez quiso separarnos para que tú te casarás con ella y fueras el padre de ese bebé del que ahora te pide que seas el padrino. Además, ya mencione que es tu ex novia, porque lo es y eso no me tiene muy cómoda que digamos.

- ¡Me encanta cuando te pones celosa! - proclamo Max con una sonrisa casi lobuna.

- Max, por favor se serio - dije quejándome y empujándolo nuevamente por los hombros.

- Estoy siendo serio, tu eres la que está siendo celosa y un poco paranoica - dijo poniendo sus manos en mis hombros y masajeándolos un poco -. Es solo un niño, él no tiene la culpa de lo que hicieron sus papás en el pasado. Es una vida que merece ser amada y aceptada. Sé que la relación entre los padrinos y los padres no es la más normal y que las circunstancias entre nosotros son las menos propicias para cargar con la responsabilidad de ser padrino de Ender.

- Pero...

- Pero él va a necesitar a alguien cuando sea grande para que lo ayude a escarpar lejos de sus padres, y que mejor que sus padrinos que saben lo... especiales, por así decirlo, que pueden llegas a ser estos.

- Tienes razón. Ender te va a necesitar algún día y es muy tierno que estés dispuesto a estar ahí para él. Es solo que no puedo evitar pensar que Ester tiene algo planeado con todo esto.

- Estas siendo paranoica otra vez. Nada va a pasar. En todo caso...

- ¿En todo caso...? - pregunte alarmándome.

- No. Nada. No va a pasar nada.

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