Capítulo 16: La universidad.

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Un pequeño escalofrió hizo su camino a través de mis piernas hasta alojarse en mi estomago mientras tomaba asiento en el autobús que me llevaba a la universidad, el corazón me empezó a latir más rápido y lleve ambas manos a mi pecho pudiendo sentir el golpeteo que provocaba, enseguida me empezó a fallar la respiración lo que provoco que me alarmara por completo. Yo era una persona sana, casi nunca me enfermaba, pero por otro lado, en esta ciudad hacia más calor que en la mía y supuse que había sido una baja de tensión o de azúcar. Para calmarme un poco mientras volvía a la normalidad, me coloque mis audífonos y puse la música a todo volumen.

"Tú endulzas mi canción

Le das un buen sabor, a cada situación

Siempre Tú

¿Quién podría ser mejor?

Contigo sale el sol

Sazonas mi interior, siempre

Se derrite el corazón

Tan sólo con una mirada

Son tus besos, es tu voz que tienen mi alma enajenada

Nuestro amor sabe a chocolate

Un corazón de bombón que late

Nuestro amor sabe a chocolate

Oh oh oh oh oh"

De un tirón me quité los audífonos y los metí a la fuerza en el bolso. Esto era lo que me faltaba, una canción que me recordara a Max, lo que solo provoco que además de que el corazón me latiera desbocado, me doliera como si un perro rabioso lo estuviera estrujando entre sus afilados dientes. Mientras estaba en mi mundo de depresión un olor familiar provoco, en un acto reflejo, que se me tensaran todos los músculos del cuerpo, estaba a escasos segundos de un colapso nervioso y la única ventaja que pude identificar a mi favor, era el hecho de que el hospital estaba al lado de mi universidad. Lentamente observe a mí alrededor en busca del dueño de aquella fragancia, pero no pude descubrir quien la llevaba, aunque eso ya lo sospechaba. Era imposible que él se encontrara aquí, porque estaba segura de que ese aroma no pertenecía a nadie más que a Max, de inmediato pude identificar todos los síntomas que presentaba y eran los mismo que sentía cada vez que Max estaba cerca, pero de nuevo, eso era imposible, Max no estaba aquí, él no estaba aquí.

Llegue a la universidad y sacudí literalmente todos esos sentimientos innecesarios pues, en estos momentos solo provocarían que me pusiera a llorar como una desquiciada frente a todos. Baje lentamente del autobús y me dirigí a mis clases. Aunque suene ilógico, durante las clases era el único momento en el que me sentía relaja y en calma, ya que cada vez que tenía que caminar por la universidad de una clase a otra, sentía que unos insistentes ojos me observaban y que alguien me seguía, pero cada vez que me giraba para descubrir a mi acosador no había nadie allí.

- Hola Aria - pregunto una voz familiar mientras escudriñaba a mis espaladas - ¿qué tal las vacaciones?

- Hola Alicia - dije a la chica frente a mi - bien ¿las tuyas?

- Perfectas - respondió risueña, pero yo no le prestaba atención, me había girado sutilmente para espiar tras mi espalda pues estaba segura que alguien me observaba - oye ¿buscas a alguien?

Debo aclarar (si es que no le he hecho antes) que soy pésima en todo lo que tenga que ver con sutileza y/o disimular, apesto en eso, siempre me descubren y la persona que espió termina por darse cuenta o nunca descubro quien me está espiando a mí como en esta ocasión.

- ¿Qué? - pregunte prestando atención a Alicia y decidiendo dejar a un lado por el momento la búsqueda de mi acosador - ¿qué decías?

- Te pregunta que ¿a quién buscabas? - dijo con una sonrisa conocedora.

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