Capítulo 15: Las navidades.

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- Tenemos que hablar de eso - le insistí a Max.

- No es el momento Aria - advirtió. Max nunca había perdido la paciencia conmigo y puedo asegurar que tenía toneladas de ella, pero desde que yo había estado sacando el mismo tema casi a diario él estaba a punto de estallar con tal magnitud que la bomba Hiroshima se iba a avergonzar.

- Se que no es el momento pero necesito que hablemos de eso - estaba insistiendo demasiado, después de todo era navidad, tiempo de compartir en familia y ser felices, pero Max y yo no estábamos compartiendo con nadie más que nosotros y en este momento no éramos muy felices que digamos.

Parecíamos una pareja de recién casados, no nos podíamos despegar del otro. Desde que me había pedido ser su novia y después de todo el drama con Ester íbamos a donde quiera que el otro iba. Todos en la boutique de mi abuela lo conocían, cuando tenía que ir a la tienda él me acompañaba y se quedaba toda la tarde conmigo, la primera vez que me vio ayudando a descargar cajas de pedido se alarmo un poco y me quito la caja que llevaba en la manos de inmediato pidiendo que no lo hiciera nunca más, que me iba a herniar. Yo por mi parte lo acompañaba al parque de diversiones tanto como podía, Jake, Alex y el señor Roberto, al igual que Max, no me dejaban hacer nada. Poco a poco a medida que todos me iban conociendo se fueron uniendo al club de "No dejar que Aria mueva un dedo". Lo único que me consolaba y alegraba sobremanera era que me dejaban montar en todas las atracciones que quisiera, TODAS. Debo agregar con cierto orgullo, que de todas las veces que fui solo vomite una vez y todo por culpa de la cena excesivamente abundante en celebración del cumpleaños de la mamá de Valentina.

- Si, se que tenemos que hablar de eso - dijo Max apretando la mandíbula, me estaba pasando de la raya y lo sabia - pero no ahora.

- Este bien - concedí de acuerdo - pero el que aplacemos esta conversación no hará desaparecer el problema.

- Ya lo sé Aria - exclamo levantando un poco la voz, tomo una fuerte respiración y continuo con el tono de voz normalizado - aveces tu persistencia llega a limites excesivos, hablaremos de eso, después de Navidad.

No quise seguir insistiendo, cuando quisiera hablar del tema lo haríamos, después que no se quejara porque todo saliera mal por estar evitando el asunto. Respire hondo y me cruce de brazos molesta conmigo mismo y con Max, es cierto que estaba exagerando, pero cuando se me mete una idea en la cabeza no hay nadie en esta galaxia que me haga cambiar de opinión y el hecho de que reconociera que Max tenía un poco de razón en el asunto, llevaba mi rabieta infantil a limites excesivos, como él decía, así que por el bien de la humanidad y de todo ser viviente, decidí tragarme orgullo, olvidar el asunto, guardarlo en un cajón bajo llave en una esquina lejana e inhabitada de mi cerebro y esperar que Max se decidiera a abrirlo.

Íbamos en el carro de Max en dirección a mi casa de mi abuela, resulta que la noticia de que su querida nieta Aria era la novia del hijo de su mejor amiga le había sentado de maravilla, le faltaba poco para llamarlo nieto también. Por ese motivo, incluyendo el hecho de que era navidad, ella había decidido hacer una gran cena el 24 de diciembre en su casa en la que asistiriamos todos: mi mamá, mis hermanas Ariel y Ángela, mi sobrina Claire, el esposo de mi hermana Thomas, la mamá y el papá de Max, su hermana menor Sophi, mi mejor amiga Valentina, y debido a que el señor Roberto era un gran amigo de los Wolf, él y su dos hijos Jake y Alex también asistirán. Estaba muy emocionada, esperaba que fuera una cena agradable, gracias a esos pensamientos fuera que pude desistir de mi estado de enfurruñamiento y mi rabieta para plantar una sonrisa en mi cara.

- ¡Aleluya! - exclamo Max al ver mi cambio de humor - te prometo que lo hablaremos, pero ahora no.

- Espero que haya ponche - dije risueña ignorando por completo su comentario.

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