Capítulo especial: La cita de Ariel.

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(Ariel POV)

- Chao mami - me despedí de ella con un beso en la mejilla y baje del carro.

- Ariel - mi mamá me llamo por la ventana abierta -, me avisas cuando salgas y ten cuidado hija.

- Si mamá - dije volteando lo ojos -. Estoy segura que no le dijiste eso a mi hermana.

- Solo haz caso ¿puedes? - pregunto pacientemente.

- Claro mamá - respondí amablemente.

Me di media vuelta mientras el carro se alejaba calle abajo, di uno cuantos pasos y entre al cine por las gigantesca puertas dobles de vidrio.

Hoy era mi cita con Diego, lo habíamos acordado esa mañana. Mi mamá se había negado al principio porque Aria no me iba a poder acompañar ya que ella estaría en su propia cita con Max, él la iba a  llevar a cenar. ¡Dios! Max era tan sexy, lo había conocido el día anterior en la feria y ambos se veían tan bien. Ellos estaban en su propia burbuja cuando los vi, llevaba unos segundos observándolos y no se habían dado cuenta, tuve que fingir que estaba llamando a Aria entre la gente para que me notaran, sin darme cuenta que les interrumpí su momento de posible beso, quise desaparecer pero ya era demasiado tarde.

Lo cierto es que Aria hizo entrar en razón a mi mamá recordándole que yo ya estaba grande y que podía salir sola y que además, ella me iría a buscar y me recogería así que no tenia de que preocuparse, como siempre mi mamá escucho a Aria y me dejo salir con Diego. Amaba a mi hermana, siempre estaba de mi parte y me ayudaba cuando la necesitaba.

Me acerque a la fila para comprar las entradas donde quede encontrarme con Diego. Lo divise entre la multitud y rápidamente me acerque a él. No fue hasta que estuve a unos cuantos pasos de él que me noto y poso si mirada en mí provocando un sonrojo en mis mejillas. Diego era muy lindo y en el parque de diversiones me había divertido mucho con él, gracias a mi hermana por eso. Estaba vestido con un suéter verde que realzaba el color de sus ojos y unos pantalones claros. Me hizo señas para que me acercara.

- Hola sirenita - dijo con una gran sonrisa mientras me besaba en la mejilla.

- No me digas así - lo reprendí mientras le dedicaba una de mis preciadas miradas asesinas.

- ¿Qué película vemos? - pregunto ignorando mi amenaza.

- Elige la que tú quieras - respondí cortante. Estaba algo molesta por lo de sirenita, realmente odiaba cuando la gente me llamaba así.

- No te molestes - dijo con cara de cachorrito mientras trataba de hacerme cosquillas -, sonríe por favor.

- No tengo ganas de hacerlo - replique protegiendo mis costados.

- ¿Por qué no te gusta que te llame así? - pregunto de pronto deteniéndose. Alzo mi barbilla con los dedos e hizo que nuestros rostros quedaran frente a frente. Desvié la mirada en un punto a su izquierda para no tener que mirar esos ojos esmeraldas -. Dime porque no te gusta y no lo hago más.

 - No es una agradable historia - dije aun sin mirarlo a los ojos -, además te vas a reír.

- No, no lo hare - aseguro con un tono de voz serio. En ese instante no pude evitarlo y lo mire a los ojos quedándome atrapada en ellos. Sabía que ahora no había manera de escapar y debía contarle esa bochornosa historia -, y si lo hago, te compro el chocolate más grande que haya.

- Ahora voy a querer que te rías - bromeé mientras se me formaba una pequeña sonrisa en los labios -. Está bien, te diré. Tú ya sabes que soy una persona muy dedicada a sus estudios, te lo dije en el parque, bueno, eso me ha encasillado como nerd y todos se burlan de mí. Una vez, en cuarto grado, estábamos haciendo unas manualidades y todos estaban muy concentrados, una chica, Rudy, se acercó a mí por detrás y me vacío un pote de pintura rojo en la cabeza mientras todos se reían de mí, ella empezó a estrujar la pintura por toda la cabeza mientras gritaba una y otra vez “sirenita”, todos estuvieron llamándome así por un tiempo, por eso lo odio, no me gusta que se burlen de mí.

- Ariel, eso es muy feo - dijo Diego con verdadero pesar.

- Se supone que te tenías que reír - dije para aligerar el ambiente -, ahora no tendré mi chocolate.

- Igual iba a comprártelo - aseguro volviendo a sonreír.

Diego compro las entradas y fuimos por algo de comida. Luego de comprar nos dirigimos a la sala mientas reíamos y charlábamos, nos sentamos en uno de los asientos del medio con cotufas, refrescos, gomitas de gusanos, doritos y mi gran chocolate entre nosotros. El resto de la película la pasamos en silencia y en un momento dado Diego tomo mi mano. Nos acabamos todo lo que compramos y con cierto dolor compartí mi chocolate con él. Al finalizar nos levantamos y botamos nuestros desechos y Diego en ningún momento soltó mi mano. Llame a mi mamá para que me viniera a buscar prometiéndole a Diego que saldría otra vez con él.

Antes de irme, me despedí de él, y por un extremo y maravilloso error de cálculo estábamos besándonos, por largo rato. Los labios de Diego se movían sobre los míos inseguros negándose a separarse de mí. Se sentía tan bien. Cuándos nos separamos al fin, había un brillo en sus ojos y supuse que lo mismo veía él en los míos. Escuche la corneta de mi mamá a lo lejos y mi teléfono empezó a sonar. Conteste, era ella, me estaba preguntando donde estaba, le sonreí a Diego mientras le contestaba que ya iba, colgué y lo mire por unos segundos más.

- Nos vemos entonces - dije cortando el silencio.

- S…si - tartamudeo. Lo bese suavemente en los labios una última vez y salí disparada hacia el carro de mi mamá.

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