Capítulo 5: La cena.

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“Título: Lista de cosas por hacer.

1. Beber y bailar como una adolescente promedio en una discoteca hasta quedar inconsciente.

2. Montarme y manejar una motocicleta (mínimo quinientos metros).

Me quede mirando la pantalla de mi teléfono hasta que la luz de fondo se apagó, “montarme y manejar una motocicleta”, en serio, ¿qué me pasaba por la cabeza? ¡Odiaba esas cosas! no soportaba la idea de montarme en una y ahora tenía que manejarla ¡por quinientos metros! - Claro que lo harás - me dije, al fin y al cabo esa es la idea de lista, hacer cosas que nunca en mi vida había hecho. Si, esa es la verdad, nunca me he montado en una motocicleta, ni en mis peores pesadillas, me daban mucho miedo. Resople y me gire en la cama quedando boca abajo, oculte mi cara en la almohada y me queda así por un rato hasta que sentí que me faltaba el aire.

- Hoy saldré con Max - eso fue lo primero que había pensado apenas me había despertado y lo que seguía pensando cada segundo de lo que llevaba de día. A las diez de la mañana me había escrito recordándome que le enviara la dirección de mi casa, le respondí  con la dirección y no supe nada más de él en el resto de la mañana. Eran la dos de la tarde cuando no pude soportarlo más y decidí agregar una nueva cosa por hacer a la lista. Después de pensar por un buen rato, seguía viniendo a mi cabeza mi terror y repulsión hacia las motocicletas, así que decidí que esa sería la próxima cosa por hacer, superaría mi miedo.

La lista tenía una norma básica, una vez escrito un nuevo número por hacer no podía ser borrado, no importaba qué o por qué, tenía que hacerlo. Gemí sintiéndome un poco desdichada a la vez que trazaba planes para conseguir una motocicleta, quería hacerlo rápido para terminar con esa estúpida cosa en la lista. La alarma de mi teléfono sonó anunciándome que eran las cuatro y treinta. Había programado la alarma para tener tiempo de sobra, así podía alistarme y estar presentable a las seis cuando viniera Max.

Me levante arrastrando los pies sintiendo la estampida de mariposas despertarse de su hibernación ¿las mariposas hibernan? No lo sé, pero las de mi estómago sí. Treinta minutos más tarde estaba saliendo de la ducha con toallas enrolladas por todas partes, entre en mi cuarto y comencé a untarme crema por todo el cuerpo, me vestí con un pantalón pegado azul claro, una camisa tejida de manga corta gris y mis botas de tacón del mismo color; me seque y planche el cabello, aplique un poco de maquillaje en mi rostro, agregue unos cuantos accesorios al atuendo y metí todo lo necesario en una cartera a juego con el atuendo (teléfono, billetera, monedero, gel antibacterial, bolsita de maquillaje, entre otras cosas).

Eran las cinco con cincuenta cuando di por aprobado mi aspecto después de una ojeada en el espejo de cuerpo completo, tome asiento en la orilla de la cama y encendí el televisor. Cinco minutos después, el teléfono empezó a repicar anunciando una llamada entrante, rebusque en la cartera hasta que lo encontré, observe la pantalla, era Max, atendí y coloque el teléfono en mi oreja.

- ¿Max? - pregunte empezando a sentir las mariposas ascender hacia mi pecho.

- Sí, soy yo - respondió el mientras se escuchaba de fondo el sonido del tubo de escape de una motocicleta, un momento, ¿eso era una motocicleta? -. Estoy afuera de tu casa, sal.

- Ok - dije con  voz temblorosa, no había forma de que hubiese venido en una motocicleta ¿o sí? -. Ya salgo.

Corte la llamada, me mire por última vez en el espejo y tome una profunda respiración mientras salía de la casa. Me quede paralizada mientras la puerta de entrada se cerraba tras de mí, parpadee una cuantas veces hasta que me di cuenta que la imagen frente a mí era real. Max estaba a unos cuantos pasos de distancia con una sonrisa de medio lado, su cabello rubio dorado al aire libre le resbalaba un poco por la frente, llevaba una camisa azul marino, jeans de color negro desgastados y convers negras; la pierna derecha estaba cruzada frente a la otra, los brazos cruzados también, descansaban en su pecho, de un brazo le colgaban dos casos y el otro brazo se apoyaba ligeramente en el asiento de una motocicleta. ¡UNA MOTOCICLETA!

- Max, lo siento - dije de pronto convocando una mentira -, pero… es que… no puedo salir contigo hoy, había olvidado que hoy cumple mi… este… mi sobrina Claire, si, ella… cumple ocho años hoy y pues… es su fiesta, es una fiesta sorpresa.

- Ya veo - dijo levantando las cejas -. Estás diciendo que te acordaste que tu sobrina estaba cumpliendo años hoy, justo en el momento en el que saliste por la puerta.

- Si - dije asintiendo enérgicamente -. Fue como un flechazo y recordé de repente, me temo que tendremos que dejar la salida para otro día.

- ¿Podrías por favor dejar de mentir? - pregunto y lo mire a los ojos sorprendida -. No me engañas, eres una pésima, que digo pésima, espantosa mentirosa, puedo ver la verdad en tus ojos, hay algo que te está poniendo los nervios de punta ¿me tienes miedo? porque si es así te puedo asegurar que no muerdo.

- No es eso - replique volteando los ojo, me debatí un poco antes de decirle la verdad -. Lo que pasa es que… veras… ¡le tengo pánico a las motocicletas!

- ¡Ah, es eso! - dijo soltando una risita y relajando los hombros -. No te preocupes, soy muy bueno conduciendo.

- No me asustan tus habilidades motociclisticas - dije y apunte la “cosa” -. Me asusta eso.

- Tampoco debes temerle, es una de las más seguras, ven déjame enseñarte - dijo con mucha firmeza y cierto orgullo en su voz, mientras palmeaba el asiento, al ver que me reusaba a moverme agrego -. ¿No te han enseñado que tienes que enfrentar tus miedos?

Sus palabras me cayeron como un balde de agua fría encima. La cosa número dos por hacer en mi lista brillo tras mis ojos como si estuviera impresa en un cartel con letras de neón, debía hacerlo, estaba en mi lista, además, a “el destino” parecía agradarle mi estúpida lista y quería echarme un empujoncito, no podía ser pura casualidad que Max se le ocurriese haberme venido a buscar en motocicleta. Estaba decidido, iba a hacerlo y si podía sobrevivir al viaje cumpliría con la segunda parte y le pediría a Max que me enseñara a conducirla.

- ¿Es tuya la motocicleta? - pregunte por curiosidad mientras daba un paso decidido en su dirección -. ¿Es el único medio de trasporte que posees?

- Si es mía - dijo sonriendo al ver que me acercaba a él y tomaba el casco de sus manos -. Pero no es mi único medio de trasporte, también tengo dos piernas y pies, uso el trasporte público y tengo un carro pequeño.

- No es por ser grosera - dije mientras ajustaba el casco a mi cabeza con un leve temblor en las manos, él lo noto porque la sonrisa en su rostro aumento -, pero… ¿no pensaste que hubiera sido mejor venir en carro?

- No - dijo con una amplia sonrisa en el rostro mientras se colocaba el casco y se montaba en la motocicleta -. Pensé, ya que te gustan las atracciones extremas, que te iba a encantar subirte en mi moto.

- Es mi primera vez - declare mientras me removía incomoda -. Es la primera vez que me monto en una moto.

- ¿Tengo el placer de ser parte de una primera vez? - pregunto aguantando una carcajada.

- Ese dialogo ya está usado - le replique volteando los ojos mientras se carcajeaba.

- Vamos, es hora de vencer tu miedo - dije mirándome a los ojos mientras me ofrecía una mano.

Respire hondo cinco veces, “tu puedes hacerlo, no seas niñita” me dije a mi misma, tome impulso con ayuda de su mano y me monte. Él espero pacientemente mientras ajustaba lo brazos a su alrededor entrelazando los dedos al frente, me sonroje un poco al darme cuenta que lo estaba apretando en exceso pero a él pareció no molestarle, acelero un poco la motocicleta en el puesto y sentí el corazón latir a mil por hora en mi pecho.

- ¡¿Lista?! - se rio y lo escuche preguntar gritando por el ruido que hacia la motocicleta, termine de ajustarme en el asiento y asentí milimétricamente.

- ¡No! - grite lanzando una risa nerviosa “no me mates esta noche Diosito” fue lo último que pensé mientras me dejaba llevar. Max acelero y la motocicleta cobro vida mientras se dirigía calle abajo.

Lista de cosas por hacerWhere stories live. Discover now