Capítulo 46

5.1K 609 59
                                    

—Valeria, tengo que volver a Francia —escucharle decir eso provoca que mi corazón se parta en mil pedazos.

Hace apenas dos horas que se marchó con Marcus y ya intuí que estaba ocurriendo algo. Trató de disimular, pero lo noté demasiado agitado y supe que algo andaba mal.

—¿Volverás? —Aprieto el teléfono contra mi oído con fuerza. Es lo único que me importa.

—Todo se está complicando demasiado —suspira—, pero te prometo que lo intentaré. —Su voz suena tan poco convincente, que temo lo peor. Algo me dice que a partir de ahora tendré que ser fuerte y recorrer el camino sola.

—Ya sabes dónde encontrarme. —Me niego a presionarle o a hacerle sentir peor. Desde el principio me ha demostrado que sus intenciones conmigo son buenas. No me está abandonando, le están obligando a hacerlo.

—Valeria —escucho la contracción de su garganta al tragar saliva—. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

—Y tú en la mía —respondo con contundencia.

—Voy a llevarte siempre en el corazón.

—Valentin... —Trato de contener las lágrimas. Definitivamente esto es el fin.

—Nunca he dicho esto a nadie, porque hasta ahora nunca había tenido la necesidad de hacerlo y aunque sea por aquí, necesito que lo escuches. —Su voz se quiebra—. Te quiero, Valeria. Podrán presionarme para hacer cualquier cosa, pero jamás nadie va a poder cambiar mis sentimientos hacia ti.

—Yo también te quiero, Valentin. —Mi garganta se cierra y no puedo emitir ni una sola palabra más.

—Acuérdate de nuestra promesa. Necesito saber de nuestro pequeño aunque sea a través de Marcus o al menos hasta que encontremos otro medio más seguro.

—Así lo haré. —Seco mis lágrimas.

Au revoir, Valeria.

—Adiós, Valentin.

Cuando la conexión se corta, no puedo aguantar más y me dejo llevar por el llanto. Esto va a ser más duro de lo que creía.

***

Semanas después parece que a la familia Renard se la ha comido la tierra. Nadie sabe nada, ni siquiera Nerea y eso me extraña. Tengo la sensación de que Valentin le ha pedido a Marcus que mantenga silencio, pero si cree que así me evitará más sufrimiento, está muy equivocado. Solo espero que a mi bebé no le afecte todo esto. No paro de sufrir altibajos emocionales y eso me da miedo. He leído que el estrés puede inducir a un parto prematuro, dificultades con la placenta o un bebé con bajo peso.

Me preparo para ir a comprar algunas cosas que me harán falta y cuando salgo de mi habitación, me detengo en el espejo del pasillo como hago cada día. Me gusta ver cómo, poco a poco, aumenta mi barriga. Lo cierto es que ya me cuesta bastante hacer algunas cosas, pero me siento bien. Las nauseas quedaron en el pasado y a la hora de comer parezco una aspiradora. La matrona me riñe cuando se lo digo, pero tengo un hambre tan voraz que no logro satisfacerlo con nada.

—Valeria, me acaban de aprobar los dos días libres que solicité para la semana que viene. —Julia me habla desde la cocina.

—¡Eso es genial!

Llevamos días organizando el cambio de habitaciones. Su cuarto es unos centímetros más ancho que el mío y ese espacio me vendrá de maravilla. No sé cómo nos las arreglaremos cuando el bebé crezca, pero de momento tendrá que valer así. Solo espero que más adelante nos vayan mejor las cosas y nos podamos mudar. No debe ser muy saludable para el bebé vivir en una casa tan pequeña con tres personas y dos perros.
Blanquita al final se ha quedado con nosotras. Nerea se negó a dejarla marchar, así que ahora somos uno más. Están tan obsesionadas la una con la otra, que aunque creímos haberle encontrado la familia correcta, no hemos sido capaces de separarlas.

Cupido, tenemos que hablarWhere stories live. Discover now