V.

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V.

Llegamos al piso y nos bajamos del coche sin pronunciar palabra.

—¿Tú también vives aquí? —No pude evitar preguntarle al moreno que acompañaba a Miles.

—Esta noche sí, me he escapado definitivamente del orf... —el chico comenzó a dar explicaciones y Miles le propinó un empujón, provocando que se callase.

—Novato, no le cuentes tus mierdas. —bruscamente habló mientras yo le observaba con el ceño fruncido.

—No tienes que hablarle así —sentencié mirándole con mala cara y Miles elevó una ceja casi mofándose de mí.

—¿También vas a decirme como tengo que dirigirme a él? Alguien aquí tiene complejo de sargento —Miles pronunció y rodé los ojos mientras caminaba al ascensor al igual que los demás.

—Escucha, mmm... —me dirigí al moreno sin saber su nombre.

—Shawn —dijo con una sonrisa de lado, justo en el lado que tenía la herida.

—Shawn, no tienes por qué aguantarle, lo sabes, ¿no? —pronuncié cuando entramos en el ascensor y Miles me dedicó una gélida mirada.

—Sabes como podría hacer que dejases de hablar, Harris, solo mantener tu puñetera e ingenua boca cerrada.

—Uf, esto se pone interesante —Cara pronunció con un sonrisa pícara al escuchar las palabras de Miles, las estaba tomando por un sentido que no tenían, mientras Miles me amenazaba con pegarme un tiro para que me mantuviese callada, Cara pensaba en algo totalmente distinto; sexo.

—No es lo que tú piensas —aclaré mirando a mi mejor amiga que nos observaba con una ceja levantada.

—Oh, claro que no. —Rodé los ojos y el ascensor llegó a nuestra planta.

(...)

—Malditas perras, no puedo creer que Miles os trajese a casa. —Fueron las primeras palabras que salieron de la boca de Holden cuando Cara y yo llegamos a la cocina para desayunar.

—Tú estabas muy ocupado con otro tío. —Cara se encogió de hombros mientras caminaba al frigorífico para coger mantequilla y mermelada.

—Le habría dejado si supiese que Miles nos llevaba a casa.

—Si tú hubieses venido, él no habría tenido esa necesitad, puesto que lo que lo provocó fue no tener tu coche, ah, y el hecho de que casi somos violadas —aclaré mientras le daba un sorbo al café y Holden rodó los ojos.

—Aún así, veo m...—Intentó continuar Holden con su enfado cuando un moreno de ojos verdes entró en la cocina sin camiseta.

—Buenos días. —Tragué al observar su cuerpo y miré con diversión la cara de Holden cuando este se acercó a besar sus labios.

—¿Qué haces? —mi mejor amigo rubio cuestionó, escuché a Cara reír entre dientes a mi lado y golpeé con mi codo su brazo.

—¿Saludar? —El pobre chico le observó confuso y Holden negó con la cabeza.

—No saludas. Nos acostamos, te levantas y te vas, ni siquiera tenías que haber dormido aquí —aclaró el rubio mientras el chico delante de él daba un paso atrás, nos miró, transmitiendo la humillación que estaba sintiendo y caminó fuera de la cocina, supuse que iría a cambiarse y largarse de allí cuanto antes. Miré el lugar por el que se había ido con duda y tras mirar a Cara y Holden, me levanté para caminar hacia el salón por donde aquel chico pasaba encaminado a la puerta con rabia en sus facciones.

Inferno.Where stories live. Discover now