XI.

37.9K 2.6K 290
                                    

—No tienes la mínima idea de lo que me estás pidiendo, Harris. —Una sonrisa sarcástica se formó en el rostro de Miles y ladeé un poco mi cabeza.

—¿A qué le tienes tanto miedo? —Los ojos de Miles me miraron con sorpresa ante la pregunta, y pude ver en ellos que no iba a rebelarme aquella respuesta.

—No le tengo miedo a nada.

—¿Sabes que las personas que dicen no tenerle miedo a nada son las que más asustadas están?

—No me psicoanalices, Harris, me pone nervioso.

—Vaya, al final puedo provocar algo en ti que no sea furia e ira —pronuncié y supe que Miles casi sonrió cuando vi una mueca en su rostro, un indicio pero se quedó en eso, una simple mueca—. ¿Me puedes decir donde está el botiquín de auxilios? Tienes que darte algo de agua oxigenada en esas heridas.

—Eso es de débiles.

—No empecemos, Miles.

—¿Qué no empiece? Nunca me he curado las heridas y aún no me he muerto, mierda, puedes dejar tus aprendizajes de Scoutts para otros. —Rodé los ojos viendo que su mordaz carácter volvía a salir, y supe que aquello era inevitable pues formaba parte de su fría y áspera personalidad.

—¿Quién era él? Es decir, sé que es Denix porque se ha presentado, y las veces que te he oído nombrarle nunca ha sido de buena forma, los hombres de tu apartamento tenían que ver algo con él y seguramente también tiene algo que ver con mi amenaza, ¿no es así?

—Lo único que tienes que saber es que si te le encuentras alguna vez y yo no estoy alrededor, lárgate lo más rápido que puedas, es más, si yo estoy, corre de donde estés igual. —Fruncí el ceño mientras Miles se pasaba la mano por la boca para quitar de allí cualquier rastro de sangre.

—Vaya, Miles McCartney parece sí tenerle miedo a algo. —Su mandíbula se tensó y observé como sus puños se cerraban ante mis palabras.

—Te agradecería que no me llamases McCartney, ¿está bien?

—Pero es tu apelli...

—Y Ares es mi nombre y no actúo como si lo fuese, te lo cuento para que evites nombrarlo, ¿está bien? Para ti soy Miles, no Miles McCartney, Ares McCartney... Solo Miles, ¿está bien, Harris? —Me miró con sus profundos ojos que después de nuestra charla y haberle hecho evadirse un poco de lo que acababa de pasar, volvían a ser igual de intimidantes.

—¿Así que te llamas Ares?

—Harris... —advirtió casi en un gruñido—. Sabes que sigo teniendo una jodida pistola en casa y que sigo pudiendo meterte una bala entre ceja y ceja, que hayamos podido hablar unos minutos sin gritar no quita que estés comenzando a sacarme de mis casillas nuevamente, te conviene quedarte callada.

—Pues a mí me gusta ese nombre. —Rodó los ojos y se levantó del banco de una manera casi forzada, andando unos pasos mientras cojeaba.

—Necesito irme de aquí ya. —Le escuché decir más bien para sí mismo,  comenzó a caminar fuera de los vestuarios y le seguí poniéndome a su altura.

—Eres un desagradecido, ¿sabías?

—Y tú eres un horrible dolor en el culo. Voy a meterme en problemas por dejar que Ezra pelee sin mis instrucciones pero a la mierda, no voy a estar más tiempo aquí.

—¿Eres su entrenador? —quise saber y Miles asintió mirándome de reojo—. Yo le conozco, he venido a... ¡Yo he venido a verle y me estoy perdiendo toda la pelea! —subí mi tono de voz cuando me di cuenta de que probablemente estaría a punto de terminar.

Inferno.Where stories live. Discover now