XL.

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El móvil tembló en mis manos mientras mi cerebro se encargaba de analizar todo, aquel número desconocido no podría ser otro que Denix. Denix había descubierto mi trabajo de investigación sobre Miles. Caminé de un lado a otro de la habitación mientras intentaba controlar mi respiración que se hacía más agitada por momentos. 

—Joder —no pude evitar mascullar entre dientes—. Mierda. —Marqué el número desconocido de la pantalla, a pesar de que mis manos temblaban por el solo pensamiento de hablar con Denix, quien había intentado meterme una bala entre ceja y ceja pocos días atrás. 

—Has tardado menos de lo que esperaba, Indie —escuché su sádica voz al otro lado del teléfono.

—¿A qué estás jugando, Denix? 

—¿Tu coche se encuentra bien? —y supe que en ese momento tenía su característica sonrisa macabra.

—¿Qué mierda quieres, Denix? —pregunté nuevamente comenzando a perder la paciencia. 

—Me gusta crear el caos y observarlo desde lejos —respondió, consiguiendo que mis pelos se pusiesen de punta. 

—A mí me gusta cuando dejas de acosarme. —Una carcajada resonó al otro lado del teléfono y cerré los ojos con rabia. 

—Esto se ha convertido en un juego muy divertido para mí.

—Puedo darme cuenta de ello —me atreví a contestar.

—Aunque no creo que dure mucho más, tengo poca paciencia, y la partida se está haciendo demasiado larga para mí gusto. Tú estás durando demasiado en todo esto, Indie —susurró esta última frase y noté como mi respiración estaba más acelerada de lo que debería, de lo que él debería notar.

—¿Qué piensas hacer con el artículo? —quise saber, no pudiendo responder a lo que me decía.

—¿Qué debería hacer? 

—Desaparecer —me atreví a pronunciar—, pero sé que eso no va a pasar, así que respóndeme. 

—Sigo admirando tu carácter incluso cuando sabes que soy yo el que tiene el poder de hacer jaque mate. 

—Si piensas que ese artículo va a hacer que todo se acabe, estás muy equivocado. 

—¿Ah, no? Claro, un estudio hablando sobre la mierda que Ares es, sobre lo podrido que está y los problemas que tiene va a hacerle sentir muy bien, seguro que después de eso te prepara el desayuno —se mofó provocándome nauseas.

—Puedo explicárselo todo. 

—Sí, porque él es conocido por ser una persona comprensiva, paciente y sin problemas de autocontrol. Buena suerte con eso, Indie, yo que tú se lo diría lo antes posible, o yo lo haré. Tic, tac. —La llamada se cortó y lancé el teléfono a la cama por rabia, justo ahora, justo cuando las cosas estaban bien. Cogí los apuntes y la mochila para salir nuevamente a casa de Miles, suspiré antes de llamar al timbre y, sorprendentemente, la puerta se abrió unos segundos después, dejándome ver la cara de recién levantando de Miles mientras se restregaba el puño sobre sus ojos. 

—Pensaba que volverías a dormirte —confesé mientras pasaba dentro del piso y él se echaba hacia un lado y negó con la cabeza para, seguidamente cogerme del brazo y presionarme contra la pared dejando un suave beso sobre mis labios, provocando que los nervios que se revolvían en mi pecho por la reciente llamada de Denix, se alborotasen aún más. 

—Tenía hambre. —Se encogió de hombros cuando se separó de mí como si nada hubiese pasado. —¿Te acuerdas de ese café del que te hablé una vez que mi madre solía hacernos cuando éramos pequeños? —Asentí, café y leche condensada. —Lo he hecho para ambos. 

Inferno.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα