XXXVII.

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Ni siquiera sé en qué momento mis piernas habían comenzado a correr fuera de mi habitación, y en menos de medio minuto me encontraba aporreando la puerta de Miles, pero nadie respondió.

—Mierda —mascullé para mí misma. Sabía que estaba actuando por impulso, sin poner en la balanza si realmente perseguirle era lo mejor, pero todo mi cuerpo me había llevado fuera de allí, mi primer instinto fue salir detrás de él, fue no dejar que desapareciese. Aporreé la puerta una vez más y de nuevo, nadie contestó. Salí a correr escaleras abajo para llegar a mi coche aparcado unas calles más abajo y conducir hasta la casa de Valerie y Wesley, si Miles no estaba allí al menos sabrían donde iba a encontrarse. Realmente fue un milagro que no me estrellase aquella noche debido a la gran velocidad a la que iba conduciendo, pero no lo hice, llegando finalmente a mi destino, aporreando la puerta de Wesley y Valerie.

—¿Qué pasa, Indie? —Shawn abrió la puerta de casa y sus ojos preocupados me observaron, sabiendo que realmente algo pasaba. 

—¿Está Miles? —pregunté y Shawn negó, aún confuso por mi prisa y desesperación—, mierda —mascullé y fue cuando Valerie caminó hasta la puerta con el pequeño Troy en sus brazos. 

—Indie, por fin vienes a vern... —comenzó a decir pero al observar mi cara sus palabras frenaron en su garganta.

—¿Sabes algo de Miles? —volví a preguntar y negó con la cabeza.

—¡Wes! —gritó llamando a su marido que apareció con un bocadillo en la mano, sin camiseta y con sus constantes aires de no preocuparse por lo que pasase alrededor. —¿Sabes dónde está Ares? —Wes negó pronunciando un "no" casi intengible con la boca llena.

—Joder. —Llevé la mano a mi pelo, dándome cuenta de que este estaba mojada, miré al cielo, descubriendo que estaba lloviendo y yo acababa de darme cuenta.

—¿Qué cojones te pasa, Willow? —preguntó Wes llamándome por aquel "apodo" tras tragar mirándome como si estuviese a punto de explotar.

—Miles se ha ido —dije creando aún más confusión en su rostro. 

—¿Cómo que se ha ido? —los ojos de Shawn tomaron una cierta capa cristaliza y pude ver mi desesperación reflejada en su rostro. 

—Él simplemente me ha dejado una nota diciendo que se largaba, le he llamado, he ido a su apartamento pero no ha respondió y yo, simplemente he vuelto aquí, creyendo que iba a encontrarle aquí, pero no está —Wes tiró un trozo de pan que le quedaba a la calle y cogió una chaqueta de cuero que se encontraba al lado de la puerta.

—Maldito hijo de puta —murmuró Wes mientras salía de casa—, voy a ir a buscarle con Indie, vosotros solo quedaros aquí, ¿está bien? 

—Yo quiero ir —pronunció Shawn saliendo también de la casa.

—Mierda, no —Wes impuso pero el moreno negó con la cabeza.

—Voy a ir —firmemente finalizó la discusión y Wes bufó desesperado. 

—Valerie, llama a Ares. Si hay noticias de él, avísame, ¿está bien? —Valerie asintió y Wes se acercó a ella para besarla castamente y seguidamente comenzar a andar, con Shawn y yo siguiéndole de cerca. Sacó las llaves de coche de uno de los bolsillos de la chaqueta y no pude evitar abrir los ojos de sorpresa al ver un Impala negro delante de nosotros, coche al que Wes se dirigió para abrir. 

—Tienes un Impala —pronuncié mientras me montaba en el asiento de copiloto, siendo que Shawn se sentó detrás. 

—Mierda, no me digas que tú también eres otra puta friki de los coches antiguos como Ares porque pienso pegarme un jodido tiro —masculló entre dientes y recordé aquella noche en la que llovía, aquellos primeros días en los que Miles y yo nos acabamos de conocer y camino a casa, me lo encontré caminando solo bajo la lluvia, su cara de fascinación ante mi Chyrler Lebaron realmente es una de las cosas que nunca podré olvidar. 

Inferno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora