XXV.

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Abrí los ojos debido a que la luz chocó contra mi rostro, ni siquiera sabía la hora que era, pero eso no me importó cuando comprobé que a mi lado Miles se encontraba plácidamente dormido, sonreí sin siquiera quererlo cuando observé como su pecho subía y bajaba tranquilamente, acompasado con su respiración, solo podía ver la parte izquierda de su rostro debido a que se encontraba con la nuca apoyada en la almohada. Apoyé mi mejilla sobre la palma de mi mano para observarle más detenidamente, me gustaba observar las facciones de la gente e intentar saber cosas sobre ellos a partir de estas, pero con Miles lo hacía simplemente porque me gustaba observarle.

–Parece un ángel –no pude evitar susurrar mientras mis ojos aún seguían sobre él.

–Los ángeles no tienen demonios. –Su voz me hizo casi saltar de la cama y noté como mis mejillas se tornaban calientes, supe que toda la sangre de mi cuerpo había ido a parar allí debido a la vergüenza que sentía en ese momento.

–Bue... Buenos días –tartamudeé.

–Tienes que dejar de observarme mientras duermo –impuso incorporándose un poco en la cama–, comienzas a asustarme.

–Me alegra saber que ahora eres tú el que me tiene miedo a mí –me burlé de él y enarcó una ceja mirándome divertido.

–Vaya, alguien se ha levantado hoy siendo ingeniosa. –Rodé los ojos y cuando me disponía a responder, un cuerpo peludo cayó sobre mí y lamió mi cara.

–Dios, Stocks –me quejé levantando al pequeño cachorro de mi pecho y observé como Miles me observaba divertido.

–Eso sí es un despertar húmedo. –No pudo evitar el doble sentido en la frase, provocando que enarcase una ceja y que se encogiese de hombros, como si no hubiera podido evitarlo.

–Vamos a desayunar, ¿está bien? Tengo hambre.

–Normal, después de haberte visto comer un par de veces, me sorprende que no me hayas mordido un brazo mientras dormíamos juntos.

–Estaba demasiado entretenida con tus ronquidos –me burlé levantándome del colchón una vez que posé a Stocks en el suelo, Miles me observó sin decir nada y enarqué una ceja–. ¿Qué?

–Realmente te sientan bien mis camisetas, Harris. –Y como buena idiota, me di la vuelta sin saber que responder a aquello, no estaba acostumbrada a recibir comentarios de ese tipo de su parte.

(...)

–¿Qué piensas hacer cuando vuelvas ahí? –Miles señaló con la cabeza a mi piso que estaba pared con pared y me encogí de hombros.

–Tengo algunas llamadas perdidas de Cara, pero no es como si me sintiese de humor para contestarlas, realmente no sé qué se le ha metido a Holden en la cabeza.

–Denix –pronunció Miles como si fuera obvio.

–¿Es gay?

–Ni siquiera lo sabía, no es como si me hubiese dado tiempo a tener este tipo de conversación con él.

–No puedo imaginarme lo duro que tiene que ser todo esto para ti...

–Lo tengo superado.

–He visto la manera en la que le miras, no estás ni cerca de tenerlo superado –afirmé y tragó con incomodidad evitando mi mirada.

–¿Y cómo llevas tú eso de la separación de tus padres? –Sus palabras salieron de su boca con un tono ronco, supe que estaba intentando evitar la conversación acerca de Denix pero no sabía si aquel giro en la conversación había sido para incomodarme a mí como yo lo había hecho con él.

Inferno.Where stories live. Discover now