III- A Bullet Through a Flock of Doves

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El Karma Police era una asociación que no llevaba tantos años como los que la gente de la ciudad creía.

Eran asesinos, profesionales, entrenados por años para poder servir a una causa tan importante como el Karma Police. Nadie en sí sabía por qué ni cómo se habían creado, pero ellos mismos decían que lo hacían por la justicia.

Y bien que era así.

Los Ángeles se había convertido en una ciudad terriblemente injusta, para decir la verdad. ¿Quién lo cuestionaría? Parecía un nido de corrupción, drogas, prostitución y todo lo tóxico que podría existir en una ciudad. Por algo es que había una cede del Karma Police en ese perverso lugar. Las personas necesitaban estar bajo ese control. Al menos ese era el justificativo que usaba la institución.

¿Y qué los hacía tan peligrosos? ¿Tan temidos? El simple hecho de como actuaban. Es el legado que les deba su propio nombre. Karma Police. Actuaban a base del supuesto karma. La definición: La consecuencia de tus actos dependiente si fueron buenos o malos, reflejada en tu futuro. Y ese era el lema de la asociación. Si alguien había hecho algo malo para la sociedad, el Karma Police partía detrás de ellos. Tal vez no sería tan malo si se limitaran a arrestarlos, a encarcelarlos, tal como el sistema de justicia del país funcionaba. Pasarlos por un juicio, formalizarlos, lo típico. Pero eso no tenía ninguna gracia, claro. Eso estaba muy por debajo de los estándares de la asociación. ¿Y qué es lo que hacían entonces? Los mataban, por supuesto. Ese era el toque de estilo que hacía que toda la sociedad se estremeciera aterrorizada tan solo por el leve pensamiento de aquellas violentas personas, todas vestidas pulcramente de rojo escarlata, un color que si se manchaba de sangre, no dejaba rastro en lo absoluto. Ellos dirigían la ciudad. Estaban por arriba de la policía y el sistema policial, aún así siendo ilegales. Y esto porque todos estaban terriblemente atemorizados de ellos. Nadie se atrevía a hablar de ellos, a establecer comunicaciones. Eran la mismísima muerte, encarnada en personas común y corrientes. O algo así.

Los integrantes del Karma Police no tenían sentimientos ni emociones. Y esto no era por el típico cliché de personas frías que juran que no pueden sentir nada y que cuyo corazón descansa inerte, si no que en el proceso de iniciación -cuando alguien se quiere unir a la asociación-, era uno de los procesos más importantes. No voy a revelar cómo es que aquello pasaba, pero es certero decir que con algunos medicamentos y procedimientos -cuyos nombres y pasos no voy a nombrar-, se podía lograr todo lo que el Karma Police necesitaba. Personas frías y crueles, hechas prácticamente a medida de las reglas y principios de la asociación. Todos funcionaban exactamente igual. Al menos, la mayoría. Robots.

Ryan Ross permanecía quieto en el asiento de su oficina. Lo único que se movía eran sus hombros, subiendo y bajando ligeramente con su respiración. Sus ojos estaban cerrados con fuerza, y sus manos los tapaban con estrés. Suspiró.

Debería haberlo visto venir.

Cuando aceptó el caso, pensó que sería lo más fácil del mundo. Ojalá funcionara así. Pero claramente, no sucedió de aquella manera. Llevaba una semana intentando averiguar algo, lo que fuere, de aquel maldito individuo que había sido asignado, pero nada. Todavía ni podía averiguar su nombre. No había absolutamente ninguna pista.

Se había dejado llevar por su egocentría.

Repasó los datos en su mente. Era un hombre de aproximadamente 24 años, pelo oscuro. Era el jefe de la mafia de Los Ángeles. ¿El jefe? ¿Cómo mierda era eso posible? Era demasiado joven. ¿Cómo es que lo había logrado tan rápido? A no ser que su padre o algún familiar hubiera muerto y le hubiera dado el poder a él, era casi imposible. Pero claro, podría investigarlo y saberlo si es que supiera su nombre. Si es que tuviera algo por lo de donde empezar.

Karma Police //Ryden//Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang