XII- Got Me Looking So Crazy

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Habían pasado un par de días desde la última vez que se había juntado con el pelinegro. Ya había pasado Navidad, y ahora se acercaba Año Nuevo.

Ryan estaba sentado en su oficina, sus dedos tecleando rápidamente, ojos pegados a la pantalla frente suyo. Todo había comenzado a mejorar. Dallon no lo molestaba mucho, y Spencer parecía comenzar a perdonarlo, en una manera. Sabía que la forma como lo había tratado anteriormente estaba mal, pero en verdad nunca le había importado si era bueno o no con la gente. Spencer solo parecía ser uno más. Lo que lo hacía especial es que, sorprendentemente, era bueno. Muchos de los demás agentes del Karma Police cumplían su deber, pero estaban sumidos en vicios propios, y esto les hacía trabajar con cierto favoritismo. Se habían unido al Karma Police por el poder que este les entregaba. El poder sobre la vida. Era todo sobre la avaricia. En cambio Spencer, Spencer trabajaba porque le gustaba. Lo bueno es que solía aparentar una persona simple, amigable incluso, pero no era así. Su rol más que todo era investigar, asignar casos, pro cuando le tocaba hacerse caso de uno, era muy profesional. Eso, más que todo, es lo que le gustaba más a Ryan. Spencer podía ser muy inocente por afuera, pero por adentro, estaba tan corrompido como él.

Al fin de cuentas, todos en el Karma Police lo estaban.

Dallon, con su mente nueva y ideas creativas había llamado bastante la atención de los demás agentes. Era rápido y observador. Algo que "Él" le había mencionado al castaño se le vino a la mente. Dijo que había sido entrenado igual de bien que él. La preparación normal del Karma Police duraba dos años, pero para Ryan habían sido casi tres. Eso lo hacían solo con los agentes en los que veían gran potencial, los que era muy pocos. Al principio, cuando se pide unirse al Karma Police, se crea una lista. Se van descartando por distintos criterios, evaluación psicológica y física, nivel de inteligencia, etc. Solo pocas personas lo lograban. En fin, el Karma Police era una elite de un rango muy, muy alto, y que Dallon hubiera sido igual de bien entrenado que él, que aquel ojiazul hubiera sacado distinción... Oh, tendría que ser brillante. Al principio pensaba que era solo un inútil que se había ganado el puesto por casualidad, pero ahora comenzaba a ver que al menos sabía ocupar esa cosa que llamaba cerebro, un poco, y resolvía casos fácilmente. No significaba que dejara de ser un estorbo, un obstáculo para Ryan, pero era una mejora.

En el fondo, seguía estando terriblemente celoso de él, aunque no lo aceptara. Se estaba robando su atención, y eso nadie podía lograrlo. Lo odiaba, pero no encontraba algo que hacer al respecto, al menos no todavía. Mientras tanto, se limitaba a trabajar en su oficina, mientras el Sol descendía y apenas se daba cuenta que ya era de noche.

Algo al rededor de las once, fue cuando se dio cuenta de todo el tiempo que había pasado. Sus manos estaban agotadas, igual que su vista. Se levantó silenciosamente y dejó el edificio en paz. Todo aquel tema de Dallon solo lo abrumaba. Sabía que no era un gran problema, al menos Dallon no sabía nada al respecto, pero no podía evitar sentir aquellos escalofríos cada vez que lo veía. De todas formas, sabía que a pesar de todo lo que Dallon hiciera, nunca sería mejor que él. ¿Por qué? Porque Dallon nunca encontraría a Brendon. Eso era seguro. Y si no lo hacía, le designarían el caso, igual como le hicieron a él. Desde ahí Dallon dejaría de ser tan importante y todos lo tomarían menos en serio. El pensamiento lo relajó levemente.

Era imposible encontrar a Brendon, a no ser que él lo quisiera.

El pensamiento de aquel chico lo había estado persiguiendo aquella semana. Cada día, volvía a sorprenderse a si mismo pensando en sus ojos, su pelo, su boca, su piel, incluso cuando estaba haciendo algo que no tenía nada que ver. Más que su físico, era algo más allá lo que lo atraía. Era su mente. Ryan le diagnosticaba algo entre bipolaridad, demencia y impulsividad. Las cosas que decía no tenían mucha coherencia con lo que hacía la mayoría de las veces, pero aún así se las arreglaba para conseguir todo lo que quería. Lo había conseguido a él, después de todo. Tenía muchas preguntas, y para ser sincero, las veces anteriores que lo había visitado no había ido exactamente a conversar. Decidió que era una buena idea ir a visitarlo. Se subió al Corvette y partió.

Karma Police //Ryden//Where stories live. Discover now