IV- Hush, Don't You Say A Word

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Hubo muchas oportunidades en las que Ryan pudo haber averiguado algo sobre el caso que tenía asignado. Sin embargo, ¿Cómo podía el saberlo? Definitivamente no podía leer la mente de otras personas. Así que seguía buscando, como si tuviera una venda sobre sus ojos que le impedía ver cualquier atisbo que necesitara. Se estaba desesperando, más de lo que le gustaría admitir. También, "Él" había puesto presión sobre Ryan y le había dicho que si no lo encontraba rápido, el caso sería asignado a alguien más, que pudiera hallarlo más rápido. Y eso si que no podía pasar.

Hubo una vez un caso que le había costado bastante, pero eso había sido hace tiempo, cuando era nuevo. El proceso de iniciación los preparaba lo suficiente para que cuando tuvieran que salir a terreno no tuvieran ningún problema, pero Ryan siempre había sido tratado de mejor manera. Había sido entrenado 5 veces mejor, y había pasado evaluaciones 5 veces más difíciles. Él siempre había sido muy inteligente; nunca tubo problemas. Por consecuencia, el caso caía sobre él, uno de los agentes más capacitados, prefiriéndolo a él que a los que llevaban años en la asociación. En el momento, fue algo que le causó orgullo y placer, pero no sabía que algo que parecía tan simple lo sacaría de sus casillas.

Recordaba la historia de una mujer, una que en los últimos años había ganado tanto poder que dirigía gran parte de la ciudad, sin dejar rastros. Era extremadamente inteligente, y lo que solía acompañar esto es que estaba loca de remate. Hacía cosas sin nada de sentido común, que solían delatar su locación, pero esto no era un obstáculo para ella. Lograba evadir a todos los agentes con una gracia casi irónica. Nadie podía atraparla, y parecía tener una red en la que todos caían. Después de mucho tiempo, cuando por fin pudieron atraparla, se descubrió que había logrado obtener acceso a la base de datos del Karma Police, lo que le permitía saber todo lo que ellos hacían. Finalmente, había sido ejecutada.

Ryan no tenía dudas de que el caso del que estaba encargado estaba usando el mismo método.

Lo sabía porque lo delataba la manera de actuar, esto porque era el mismo patrón que ella había seguido hace tiempo. Eran dramas y escenas que parecía crear en público sólo para enfurecer más al Karma Police, sin alterar nada de su perfecto equilibrio en la mafia que controlaba. El castaño comenzaba a pensar que lo hacía especialmente para enfurecerlo a él. Pero cuando Ryan iba, seguro de que iba a estar ahí, el hombre había desaparecido, sin dejar rastro atrás, como un fantasma. Ya llevaba varias víctimas, varios cadáveres a sus pies, por culpa de aquel hombre. Sin embargo, no podía encontrar nada de él. Tenía que encontrarlo, antes de que fuera muy tarde y le designaran el caso.

Ryan caminaba a pasos largos por Santa Monica Blvd, su vista fija al suelo. Esta vez llevaba una vestimenta corriente, una camiseta con una chaqueta de cuero negra cubriéndola, y unos jeans negros ajustados. Solía usar su uniforme todo el tiempo, pero justo ese día, necesitaba que nadie lo reconociera. Necesitaba la magia de pasar inadvertido en una multitud, y por eso mismo se dirigía al Dragonfly Club; para no llamar la atención.

Mientras se iba acercando, más gente se amontonaba al rededor, mujeres en vestidos cortos y brillantes posando la mirada en él mientras caminaba. No es como si fueran de su gusto, de todas formas. Se hizo paso bruscamente entre la multitud, saltándose la fila. Los guardias lo conocían. Solía ir ahí a buscar gente, y para qué evitarlo; encontrar con quién pasar la noche.

La iluminación hacía que todas las personas se vieran rojas, como la sangre. Su chaqueta se veía de un tono carmesí y su pelo parecía tener un color rubí. Se hizo paso a través de la gente, hasta llegar a la barra. La mayoría de gente solía ir a la pista, y ahora que había una banda tocando, todos estaban amontonados al otro lado, dejando la mayoría de la superficie vacía.

Con la mirada de un águila, se quedó mirando como la gente se balanceaba de un lado a otro al ritmo de la música. De estas, un grupo de personas se apartó y caminó hacia la barra. Venían por otra ronda de tragos. Un chico alto tenía la vista fija en él, y caminaba en su dirección. De todas formas, no le haría mal que le invitarán un trago.
Al llegar, sonrió ligeramente y se apoyó en la barra, al lado suyo.

Karma Police //Ryden//Where stories live. Discover now