XX- Sorry To My Unknown Lover

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Su barbilla descanzaba con calma sobre su mano, la vista vagando por la habitación. Ya era fin de Febrero, lo que hacía que no hiciera tanto frío, y no necesitara taparse tanto. Tenía solo unas cuantas sábanas puestas descuidadamente sobre sus caderas.

Ryan humedeció sus labios, viendo la figura del menor moverse de un lado a otro, preparando cosas. En sus ojos veía el caos. Y no podía evitar amarlo de la más sucia manera.
De todas formas, sabía que la vida de Brendon la controlaba él, que en un punto iba a tener que matarlo, y eso es lo que más lo convencía. Tal vez, si lo mataba, lograría hacer que lo aceptaran de vuelta en el Karma Police, con escusa de que hizo todo lo que hizo como un plan falso para poder matar a Brendon sin que él sospechara nada. Incluso podría encontrar una escusa para haber matado a Dallon, y que de esa manera lo dejaran volver. Al menos, eso es lo que trataba de convencerse a si mismo, mientras miraba a su amante terminar de alistarse.

—Ryan—un susurro por parte del menor hizo que este volviese a si—. Necesito algo.

—¿A dónde vas?—preguntó Ryan, sin hacerle caso. Estaba tendido en la cama, su pelo desordenado y ojos somnolientos. Brendon se había despertado más temprano, y ahora se encontraba frente suyo, vestido de traje formal color negro con una sonrisa pícara en sus labios.

—Una reunión.—Brendon se encogió de brazos.

—¿De qué? ¿Con quién? ¿A que hora vuelves...?

—Cosas—interrumpió—. Gente. Algo al rededor de las dos.

—Claro. El jefe de la mafia. A veces pareciera que fueras solo alguien común y corriente...

—Sabes que no puedes alegar. Soy la única persona que te queda. Además, ya no eres parte del Karma Police. No me puedes detener.

Ryan apretó su mandíbula, su mirada endureciéndose. Brendon no sabía cuanto le había afectado todo lo que había pasado. Y a pesar de que en un tiempo lo mataría, le enfurecía que se burlara de él sin remordimiento alguno. Brendon comenzaba a creer que estaba en la misma posición que Ryan, que eran iguales, y Ryan se moría por demostrarle que no era así, que él era superior.
Pero todavía no era el momento. Se quedó callado por unos segundos y luego respondió.

—¿Qué necesitas que haga...?—A pesar de que respondió de manera tosca, Brendon no lo tomó en coinsideración. Sonrió.

—Necesito que vayas a buscar unas cajas a la dirección que te voy a dar.

—¿Cajas de qué?

Brendon sonrió para si mismo, terminando de arreglar su corbata.

—Cajas.

Salió de la habitación, dirigéndose a la cocina. Ryan salió detrás de él, en ropa interior y rodando los ojos.

—¡Brendon!—exclamó. Lo estresaba que lo tratara de esa manera. Jugaba con él.

—Hey. Tranquilo. Mi equipo te cubrirá con las cámaras del Karma Police. Esta bien.

Ryan rodó los ojos otra vez, apretándo la mandíbula. Odiaba oscuchar el nombre del Karma Police en los labios de Brendon. Unas ganas insaciables de abofetearlo lo llenaron, pero sabía que tenía que continuar actuando. Actuar como que también lo quería. Ese era el plan.

—¿...Y la dirección?—preguntó, murmurando. Brendon sonrió.

—Ten.—le entregó un papel, con la dirección escrita en cursiva, y las llaves de un auto. Sus manos alcanzaron el rostro del mayor, para darle un beso. Sus labios se rosaron por unos segundos, y luego se separó, mirandolo a los ojos.

Karma Police //Ryden//Where stories live. Discover now