XIII- Modern Day Cain

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Salió de un pequeño departamento, dejando un cadáver detrás, con la marca de K escrita en su mano derecha. Con un pañuelo limpió la sangre que había salpicado su traje, y luego sus delicadas facciones.

Caminaba a pasos lentos, su mirada perdida en la infinidad del pasillo en el que se encontraba. Entró al ascensor, guardando su pañuelo en su bolsillo y mirando a su reflejo indiferente. No había nadie más que él. Sus ojos se veían cansados y su pelo estaba ligeramente despeinado. Hizo un ademán a si mismo y bajó del ascensor cuando este ya había llegado al primer piso. Su mandíbula se encontraba apretada.

Sus zapatos negros marcaban un ritmo pausado, mientras sus ojos miraban al rededor. Al llegar a su automóvil, quitó la alarma rápidamente y se metió dentro. Ajustó el retrovisor, mirando su reflejo de ojos azules. Bloqueó las puertas y sacó su celular, marcando un número rápidamente. Unos cuantos tonos sonaron antes de que contestaran.

—¿Dallon?—una voz grave contestó, su tono delatando que no le ponía mucha atención a la llamada.

—Spencer, creo que tengo noticias.—susurró. No estaba seguro de cómo debía decirlo. La mayoría de las probabilidades decían que Spencer no le creería, pero debía intentarlo. En el tiempo que llevaba en la asociación, había hacho grandes avances en el caso. Esto era algo que Spencer merecía saber.

—Dime.—contestó el menor, cambiando el celular de un oído al otro mientras lo sostenía con su hombro. Al otro lado de la línea, hojeaba el informe que Dallon le había dado una y otra vez. Todo el equipo estaba trabajando en aquello. Aunque Ryan pensara que era mejor trabajar solo, parecía dar más resultados que todos trabajaran juntos. De todas formas, Ryan se había mantenido fuera del caso por estos días y trabajaba en casos independientes. Esto los ayudaba a organizar el equipo y trabajar tranquilamente antes de que llegara Ryan otra vez y desordenara todo.

—Brendon tiene un amante.—comenzó. Así no sonaba como nada, pero pronto tendría más significado. Acababa de salir del departamento de un contrabandista. Decía que todos ellos lo sospechaban, que Brendon había dejado algunas cosas bastante importantes de lado para estar con aquella persona y que ya no pensaban que eran solo negocios. Nadie sabía quien era, de todas formas. Brendon se había asegurado, aparentemente, que nadie sospechara de quién podría ser. Sin embargo, Dallon sabía. Al menos, creía saberlo.

—¿Se supone que debería sorprenderme?—comenzó Spencer—. Muchos de los testimonios que hemos recolectado son sobre como soborna con su cuerpo. Lamento desilusionarte pero muchos han dicho que pagarían millones solo por una noche con él. No hay nada interesante sobre tu noticia...

—Creo que es Ryan.—lo cortó, esperando una reacción de incredulidad o de enojo. Sin embargo, la unica reacción que obtuvo de Spencer fue una expresión extrañada al otro lado de la línea.

—¿Por qué haría Ryan algo así? Es un sádico. Lo que más quería era asesinarlo. Lo juro, en un momento empezó a darme miedo, dijo que...—Y Spencer comenzó su típico monólogo. Nadie sabía como detenerlo. Dallon se incluía entre estas personas. Por eso esperó hasta que el ojiazul hubiera terminado de hablar sobre cosas completamente irrelevantes y prestó atención a lo que dijo al final—. No hay ninguna manera que fuera así. Cuando renunció al caso, estaba exhausto. Nunca había renunciado a nada. ¿Entiendes lo que significaba este caso para él?

Dallon se encogió de hombros, sin recordar que Spencer no podía verlo desde el otro lado de la línea.

—Sí, pero...

—Tú no lo entiendes, Dallon—volvió a interrumpir Spencer—. Tú no estabas aquí. No mientas. ¿Estás seguro de que no estas sólo buscándo una manera para que lo despidan...? El punto es que Ryan es el mejor agente por una razón. Y esa es que no tiene compasión con nadie ni nada. Sé que en el fondo sigue queriendo resolver el caso. ¿O si no por qué te preguntaría por él?

Karma Police //Ryden//Where stories live. Discover now