VII- A Taste Of Poison Paradise

276 42 58
                                    

Despertó lentamente, sus pestañas revoloteando con cansancio. El día anterior lo había dejado exhausto. Había tantas cosas en lo que pensar, tantas cosas que no había considerado.

Brendon era un trabajo. Una de las muchas personas que habían sido agregadas a su lista de muerte. Pero por primera vez, no veía el sentido en cumplir lo que el Karma Police le pedía. No había razón alguna para matarlo, al mismo tiempo que si la había. Las ganas de hacer cosas con él se debatían con las ganas de asesinarlo constantemente. Y era solo un punto el que hacía que todo cambiara. Al despertar, recordó lo que "Él" le había dicho, lo que también era una de las mayores causas de su anterior estrés. Eso era que si no lo lograba encontrar pronto, su caso le sería designado. Claro, no le importaba tanto, ya que podría seguir encontrándose con Brendon sin problema. Pero perjudicaba su orgullo, su nivel de excelencia. Se "rendiría". ¿Valía Brendon la pena? Si es que en verdad cumplía con lo que había dicho, entonces no le molestaría nada ser designado. ¿Pero cómo sabía que podía confiar en él? Había tanto riesgo en el trato que había hecho... ¿Qué tal si se había escapado? Sería tan, pero tan estúpido...

Después de asearse y arreglarse rápidamente, salió de su departamento para ir a su oficina. El aire estaba frío, y el cielo era gris, típico de el otoño. El Corvette andaba rápido por las calles, dejando un rastro de miedo en todas las personas que lo veían.

Al llegar al edificio, estacionó el auto y subió por el ascensor. Cuando entró a su oficina, se encontró con Spencer, quien lo miraba molesto. No había manera de que se hubiera enterado de lo que pasó la noche anterior. Eso no podía ser...

—Ryan.—lo saludó el ojiazul, haciendo un gesto con su cabeza.

—Jim.—contestó el castaño, entrando y sentándose en su respectiva silla.

En el Karma Police, todos se llamaban por sus nombres claves. La única razón por la que Ryan podía conservar su nombre es porque era, en sí, su segundo nombre, así que funcionaba de nombre clave. Eso, y también porque era el favorito de "Él".

Spencer lo miró de soslayo, con los ojos entrecerrados.

—¿Cómo te fue ayer?

Ryan suspiró, pensando rápidamente qué responder. Siempre se portaba como un idiota con Spencer, así que en el fondo no importaba si desviaba el tema o simplemente no contestaba.
Se encogió de hombros.

—¿Sabías que...?—Spencer le pegó un puñetazo a la mesa, haciéndolo callar.

—Sólo. Responde. La. Maldita. Pregunta.—exigió, su mirada terriblemente severa.

Ryan hizo un ademán con sus manos, mirándolo de lado.

—Mal. No había nadie—mintió—. Era una trampa.

—¿Te pasó algo?—preguntó el otro, caminando para quedar enfrente de él y verlo a la cara. La verdad, no importaba si mirabas a Ryan a la cara o no; igual se te haría imposible poder saber si es que estaba mintiendo.

—¿Acaso no te dicen ya que no había nadie?—contestó bruscamente, inclinando su cabeza hacia el lado.

Spencer se quedó callado por unos minutos, sin saber qué decir. Hace mucho tiempo que trabajaba con Ryan. Sabía que era así. Pero su comportamiento iba de mal en peor, llegando a un punto en el que era insoportable. También sabía que lo hacía para distinguirse de los demás, para parecer superior, pero era demasiado. Por otra parte, si es que en verdad no había nadie, entendía por qué estaba tan molesto. El día anterior, cuando había hablado con él, se veía completamente convencido de que lo había encontrado. Sin embargo, todavía había algo que lo hacía sospechar. Sus ojos se entrecerraron.

Karma Police //Ryden//Where stories live. Discover now