X- The Sound Of Desire

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Después de unos cuantos minutos, comenzó a sentir que se quedaba dormido. No era un gran problema. De hecho, le convenía. No había hecho nada para curar esa resaca horrible que tenía y ahora que estaba con Brendon su mente se encontraba en un peculiar estado de paz. Soltó a Brendon con cuidado, quien se dejó caer en la cama lentamente. Se sacó sus zapatos, el cinturón y su chaqueta, dejándola al lado y procediendo a acostarse al lado del hombre de cabello oscuro. Brendon se acercó a él, todavía dormido, buscando sus brazos. El agente rodeó su cintura con indiferencia. Estaba muy cansado para preocuparse por algo. Había algo tan dulce en hacer lo prohibido, en estar con Brendon, en correr tanto riesgo al bajar tanto su guardia y dormir con él. Seguramente Brendon sentía lo mismo. Al fin de cuentas, Ryan era el que quería asesinarlo desde el principio.
Tentador. Indebido.

Durmió. Cuando había llegado al departamento de Brendon debían ser algo como las 5. Cuando abrio los ojos, las luces de noche de la ciudad iluminaban la habitación en un agradable color azul y fucsia. Las sábanas de seda parecían relucir. Despertó al sentir a Brendon soltarse de sus brazos y caminar fuera de la habitación. Cuando dio vuelta la cabeza para ver a Ryan, se hizo el dormido. ¿A dónde iba? Se quedó en la cama por unos minutos, respirando lentamente en silencio para ver si lograba escuchar algo. Después de un tiempo logró escuchar lo que parecían ser sonidos de tazas. Brendon debería haber ido a prepararse un café o algo por el estilo. Se levantó de la cama mientras se estiraba y caminó hacia la cocina. Efectivamente, Brendon estaba preparando dos tazas de café mientras tarareaba una canción. Al verlo, sonrió alegre, como si nada hubiera pasado. Como si hace unas horas no hubiera estado llorando a mares. Ryan se sentó en la mesa de la cocina.

—¿Dormiste bien?—preguntó Brendon, alargándole la taza de café. Ryan la tomó, frunciendo el seño. Asintió.

Brendon se sentó a su lado. Estaba tranquilo, indiferente, incluso feliz.

—Toma tu primero.—dijo el castaño, devolviéndole la taza. ¿Quién sabe? Podría tener algo. Brendon rodó los ojos.

—Si hubiera querido matarte, ya podría haberlo hecho.—contestó, señalando con su mano a su habitación. Ryan se encogió de hombros.

Tomó la taza y dio un sorbo largo. La devolvió con indiferencia.

—Nada de veneno. Solo esta caliente, ten cuidado.—finalizó.

El castaño entrecerró los ojos cuando Brendon le devolvió la taza. Había un deje de vacío en su voz. No lograba comprender como había cambiado tan rápido de estado de ánimo. Entendía que había dormido, pero no hacía sentido que al despertar estuviese completamente recubierto. Decidió ir al punto.

—¿Por qué estabas llorando?

Brendon hizo un ademán, exagerando el movimiento de sus hombros para resaltar sus clavículas. Evitó la mirada del castaño mientras miraba por la ventana. Las luces de la ciudad eran muy hermosas. Estuvo en silencio unos segundos, hasta que al fin decidió hablar.

—La vida apesta.—se encogió de hombros, restándole importancia.

Ryan lo miró más intrigado aún.

—Es en serio.—insistió. La verdad no le importaba mucho como los demás se sentían. Al no tener sentimientos, no comprendía mucho las cosas estúpidas que hacía el resto de la gente. Pero esta vez era diferente. Brendon había desaparecido de la nada y mientras más rápido aclaraba las cosas mejor.

-Simplemente hay cosas que no puedes saber sobre mí. Ni si quiera entenderías... Eres un robot.-susurró, mirándolo a los ojos. El chico volvió a hablar, desviando el tema.

—¿Por qué viniste tú?

Ryan rodó los ojos ante la respuesta del pelinegro. Sabía que no iba a conseguir una respuesta directa. De todas formas el haría lo mismo. Parecía destrozado. Con una reputación como la que tenía, no podía permitirse mostrar emociones de esa manera. Respondió indiferente.

Karma Police //Ryden//Where stories live. Discover now