¿¡De Quién Es!?.

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Aunque el plan de Lucrecia siempre fue aparecer de la nada con el Mocosito para llamar la atención de Marcia, tuvo que atender una llamada de un cliente importante, eso se extendió más de la cuenta y no se dio cuenta cuando su asistente ingreso co...

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Aunque el plan de Lucrecia siempre fue aparecer de la nada con el Mocosito para llamar la atención de Marcia, tuvo que atender una llamada de un cliente importante, eso se extendió más de la cuenta y no se dio cuenta cuando su asistente ingreso con las cosas que le había mandado comprar, en ese lapso de segundos el Mocosito aprovecho que la puerta estaba abierta y salió por rienda libre; como el niño era bastante curioso no se asusto al ver tantos adultos ir de un lado al otro, de echo hasta le pareció divertido.

Así fue como ingreso a la única oficina con la puerta abierta que por obra divina, era la de Marcia, ella estaba terminando de cargar un par de notas del caso que había recibido la semana pasada al sistema, tenía la costumbre de comerse unas galletas o caramelos de leche cuando hacía está labor, por lo que siempre tenía abierto uno de los cajones del escritorio, ahí colocaba su bolso donde cargaba con las chucherías y galletas. Justo cuando recargaba su espalda en la silla y cerraba los ojos, sintió que algo se estaba apoyando en sus rodillas.

Al principio pensó "Meh es la madera del escritorio" pero eso no se sentía como madera, además el escritorio era lo suficientemente alto como para no tocar sus piernas aunque las cruzara trayendo un tacon bastante considerable, un poco asustada retrajo su silla y ahí pudo ver al niñito que se apoyaba en sus piernas, este le regalo una cálida sonrisa que la desarmo por completo, sin más lo invito a salir de allí y una vez a su alcance lo sentó sobre el escritorio, analizó que estuviera bien, le hizo un par de preguntas pero el niño ya le había echado el ojo a sus galletas.





– Con que te gusta lo dulce — saca dos de ellas dandoselas — Eres una hormiguita también





Sonrió al verlo llevarse la primera galleta a la boca, se tomó unos segunditos para mirarlo bien, el niño tenía unas mejillas gorditas y el cabello rizado.





– ¿Y tus papás? ¿Por qué estabas tan solito? — espera respuesta — Oye, háblame






Estuvo un ratito tratando de convencerlo para que le hablara pero sólo sacaba del niño unas risitas bien tiernas, por lo menos eso quería decir que no estaba asustado, justo cuando decidió que era momento de llevarlo con la recepcionista para que encontrará a sus padres, Lucrecia entro con mucha prisa a la oficina, la sonrisa de alivio que dio al ver que el Mocosito no había llegado hasta la calle como creía, fue inmensa, de hecho hasta se llevó la mano al pecho agradeciendole a ABBA por los favores recibidos.






– ¡Aquí estás! — se acerca al escritorio — Marcia no sabes de la que me haz salvado ¿Dónde lo encontraste?

– Entro a mi oficina por mis gallegas ¿Es tuyo?

– Mío lo que se dice "Mío" pues... No, osea si es familiar pero de mi útero no viene — se sienta — Es mi sobrino

– No sabía que Esteban tenía un hijo

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